OPINION

Las graciosas explicaciones de los que entienden que se pite el himno y la bandera

pitada
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Algunas personas piensan que pitar un himno o silbar a la bandera de un país forma parte de la libertad de expresión. O sea, que debe ser tan normal como pedir un zumo de naranja.

Me lo creería si las personas que defienden eso fueran ácratas en toda regla, escépticos profundos, ermitaños de cueva, marginados sociales o personas que no se sienten protegidas por ningún tipo de institución del estado. Por lo cual no se identifican con nada. Lo entendería.

También me lo creería si hubieran llegado a esa reflexión tras estudiar los libros de Mircea Eliade y Joseph Campbell sobre los mitos y los símbolos.

Pero resulta que los deportistas que defienden eso lloran de alegría cuando meten un gol, se quedan extasiados con el himno de su equipo y apelan a valores trascendentales cuando hablan de la importancia de la victoria.

¿Ah?

Que no nos engañen. Es ilógico que ciertas personas vean normal algo que el 99% de los habitantes del planeta ve anormal.

Vamos a decir la verdad: los deportistas que ven normal pitar al himno y a la bandera española lo hacen presionados por la politización del deporte en Cataluña y en el País Vasco. Solo eso.

Si por lo menos hubieran dicho: "No estoy de acuerdo, pero es una forma de expresión". Pues ni eso. Por eso, soy objetor de conciencia del deporte politizado. Ni lo veo.

También ha habido personas que, sin ser deportistas, afirman que una bandera es un trozo de tela, y un himno es un conjunto de sonidos.

Me lo creería si esas personas sostuvieran su análisis material y físico en todas las circunstancias. Pero resulta que esas mismas personas se echan a llorar de emoción cuando su hija de 6 años le entrega un dibujo en el día del Padre que dice: "Al mejor padre del mundo". En ese momento, a esos padres se les olvida que es una fiesta comercial promovida por los grandes almacenes. Se las han colado doblada. Da risa.

Peor aún: esos mismos escépticos que desprecian los símbolos españoles, son los que celebran un gol de su equipo de fútbol, sin darse cuenta de que un gol solo se trata de la aplicación de una fuerza horizontal sobre una masa que, según las leyes de Newton, se desplazaría indefinidamente en el espacio si no hubiera algo que lo detuviese como la red de una portería.

Por eso me parto de la risa cuando escucho esa falsa seriedad con la que defienden el articulo 20 de la Constitución: la libertad de expresión. Me parto.

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