OPINION

¿Se puede insultar en Twitter?

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¿Se puede insultar, vejar, humillar en Twitter? Eso fue lo que Inés Vila de lainformación.com preguntó el año pasado al abogado especialista en contenidos digitales Alejandro Touriño. Respuesta: "No se puede".

Quien lo haga está atentando contra el derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen. Está por encima de la libertad de expresión. Está penalizado. "Insulto es insulto en internet y en la calle", afirmaba Alejandro Touriño, quien también es autor del libro Derecho al olvido y a la intimidad en Internet.

Los autores de tuits insultantes o vejatorios los deben borrar so pena de ir a los tribunales. Si se pasan de la raya y en lugar de insulto es amenaza o incitación a la violencia, hasta Twitter puede ser 'corresponsable' según Touriño.

Pues bien, dos concejales de Madrid han protagonizado el último caso de ignorancia en redes sociales.

Guillermo Zapata, de Cultura se burló de los judíos y de Irene Villa, víctima de un atentado de ETA. Pablo Soto, concejal de Participación Ciudadana pidió que se torturase y matase a Ruiz Gallardón. El primero ya lo ha pagado con su dimisión. Pero existe aún la posibilidad de que le denuncien. Al segundo puede pasarle algo parecido. En algunos casos pasados, el asunto se ha saldado con multas, como decía Touriño en su blog.

Lo peor es que hay una tercera persona que se llama Alba López, que puede ser la nueva concejala de Cultura. Decía en Twitter: "Emilio Botín no debería haber muerto tranquilo en la cama, sino en la calle o colgado, como aquellas personas que se suicidaron al ser desahuciadas por su banco".

No es la primera vez que los políticos piensan que Twitter es la pizarra que hay en la nevera de su casa, y que se dedican a insultar, vejar y humillar a sus enemigos. Lo han hecho de todos los partidos. Y se han tenido que arrepentir. Se han equivocado.

Ahora les ha tocado a los nuevos políticos que ya parecen tan viejos como los demás. Han empezado con dimisiones cuando aún no habían pasado 24 horas en el poder. Como decía hoy el editorial de El País, "bienvenidos al poder".

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