OPINION

The Economist pone en duda el diploma que la FAO concedió Maduro

cuadro fao venezuela
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Cuando salió la noticia, mucha gente se quedó boquiabierta: según la FAO (la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU), Venezuela se merecía un diploma por "lograr reducir a la mitad el porcentaje y el número de personas con hambre o subnutrición en el país".

La FAO tomaba como base el año 1990, y lo extendía hasta 2015. Y con esos datos en la mano, le dio en Roma a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, un diploma por haber logrado el "Reto del Hambre Cero". Fue el pasado 16 de junio. (Ver foto arriba).

¿Cómo era posible haber ganado ese diploma en un país cuyas imágenes de gente haciendo cola en supermercados están dando la vuelta al mundo?

La revista The Economist se hizo también la pregunta y en el último número se ha dedicado a hacer dos cosas: a preguntar a los venezolanos y a expertos cómo es posible, y a elaborar un cuadro con las estadísticas gubernamentales, comparadas cn las estadísticas de fuentes independientes. Entre otras cosas, la revista resalta que, en contra de las estadísticas del gobierno de Maduro, la pobreza neta no ha caído en Venezuela desde que llegaron los chavistas al poder.

El gobierno afirma que el 95% de los venezolanos comen  tres veces al día. Para The Economist, la cifra se reduce al 88,7% que come con esa asiduidad.

Según el gobierno la malnutrición ha mejorado en cuatro quintas partes, pero según la revista, desde 2001 se consumen menos alimentos básicos nutricionales (los subvencionados).

El gobierno afirma que 22 millones de personas se benefician de mercados con productos de precio controlado, así como de alimentos gratis. Pero para The Economist, solo el 11,7% de los pobres se benefician de verdad de estas medidas (la fuente son los estudios de tres universidades).

El gobierno chavista afirma que 4 millones de niños se benefician del programa de alimentos gratuitos. Pero la revista opina que ese programa de alimentación funciona bastante mal en cantidad y calidad, y los proveedores de comida a menudo ni siquiera cobran las facturas.

La revista habla con Marianella Herrera, una nutricionista de la Fundación Bengoa, quien afirma: "Los niños se están presentando en las salas de urgencias de los hospitales con desnutrición severa, y algunos están muriendo debido a la falta de suministros básicos."

Para terminar, el título del artículo es todo un torpedo: "Dejad que coman chavismo", más o menos queriendo decir que la FAO ha sido engañada por unas cifras poco fiables.

(Vía Gustavo Rivero)

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