Francia ya está notando el impacto económico de los atentados. Los hoteles de han sufrido la caída de un 40% en las reservas. Se cancelan vuelos a París y los comercios están notando un desplome en sus ventas. Hasta se están cancelando certámenes en París como congresos y seminarios.
Para evitar que aumente el impacto en la economía francesa, se han unido el gobierno, los sindicatos y la patronal. Objetivo: lanzar un plan de contraataque.
La patronal, Medef, ha creado grupos de trabajo para atajar cualquier impacto económico: uno de los grupos se encargará de promover medidas para "gestionar la diversidad", es decir, para satisfacer las exigencias religiosas de algunos empleados.
El ministro de Economía, Emmanuel Macron, desea que no caiga el PIB porque entonces, se crearía un círculo vicioso: los jóvenes musulmanes se radicalizarían.
Como se sabe, una de las teorías que explica el radicalismo musulmán es el desempleo y las malas condiciones de vida de algunos barrios marginales. Por eso el ministro ha pedido a las empresas que "hagan propuestas para favorecer la integración de los jóvenes en los barrios populares".
Según las encuestas, un parado de los barrios pobres recibe menos ofertas de trabajo que un parado de otros barrios. Y si es musulmán, está siempre por debajo del nativo francés, según informes del Insituto Montaigne y de Amnistía Internacional, citados por una web de jóvenes estudiantes musulmanes.
La pregunta que uno se hace es: ¿funcionará? Porque no estoy seguro de que se deba 'solo' a un problema de marginación económica que la crisis ha destapado.
Si fuera así, ¿por qué muchos jóvenes 'nativos' franceses en paro no ponen bombas y no se suicidan? ¿Por qué los pobres budistas, animistas u ortodoxos no ponen bombas? ¿Por qué solo son los musulmanes?
Ya sabemos que la inmensa mayoría de los musulmanes en Francia no se dedica a poner bombas. Pero unos pocos han creado un estado de alerta nacional que va a dificultar aún más la integración.
Creo que el plan de la patronal y el gobierno puede suavizar la situación de los jóvenes musulmanes que sufren las malas condiciones de vida. Pero no va a resolver el problema porque hay algo que no hemos sabido explicar bien hasta ahora: por qué la política francesa de integración tiene tantos agujeros.
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