OPINION

Debate entre Albert, Pedro y Pablo: un salto en la comunicación política

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El debate organizado por El País y que se retransmitió en directo por la página web demostró que la comunicación política de este país ha dado un salto: el debate fue rápido, ameno y  muy vivo.

El moderador ajustó los tiempos (dos horas) y los candidatos se plegaron al cronómetro. El tiempo pasó volando. Siendo un debate entre tres, se corría el riesgo de aburrir y aturullar al público pero no sucedió eso. Mantuvo su nivel dando el tiempo justo a los oradores a exponer y replicar. E incluso, al público de hacer preguntas inteligentes (no sé si preparadas aunque lo supongo).

¿Cómo estuvieron los candidatos?

Pablo Iglesias fue el más claro. Rivera el que menos errores cometió. Y Sánchez el que sorprendió más.

Este es mi análisis.

Creo que Pablo Iglesias estuvo en la mayor parte del tiempo muy tranquilo, usando de vez en cuando la ironía para burlarse de los otros dos: fue el único que sacó una sonrisa del público. Iglesias es quien mejor maneja la ironía. Pero cuando le tocaron cosas más duras como su pacto con Bildu, o sobre todo, la agresión de un miembro de Podemos a un político del PSOE en Extremadura, Iglesias volvió a su cara de perro.

Le tocaron en el punto flaco. Pero para ser honestos, todos los candidatos tenían un cadáver en el armario. Sánchez le reprochó a Rivera haber pactado en Cataluña con un partido de extrema derecha; Rivera le reprochó a Sánchez pactar con los independentistas; Iglesias le reprochó a Rivera pactar con todo el mundo...

Es decir, la política al final es el arte de pactar con tus enemigos para llegar al poder, ¿no? Por eso, todos se acusan del mismo pecado.

Pedro Sánchez empezó el debate con frases de cartón piedra que había repetido mil veces. Sigue siendo un candidato de telepromter, con discurso ensayado y poco corazón. Le falta carisma. Y carisma es creerse lo que se dice: hasta las mentiras. Pedro Sánchez no se las cree. Al final, creo que Sánchez estuvo mejor cuando empezó a atacar al corazón a Rivera y a Iglesias. Recuperó el terreno. Hubo un momento de brillantez cuando le exigió a Rivera que dijera qué parte de la LOMCE derogara y éste no respondió.

El gran lastre de Sánchez se llama memoria histórica. La memoria histórica de los españoles no olvida que fueron los socialistas los que aprobaron los recortes sociales en 2010. Fueron ellos los que protagonizaron los mayores casos de corrupción. Fue con ellos con quien estalló la crisis. Por eso, a Pedro Sánchez le faltaba aire cuando le recordaban el pasado de su partido.

Fue en cambio muy honesto defendiendo a Rivera de las insinuaciones que hizo en estos días un ex dirigente de Podemos. Pero no sé si era táctica electoral.

Rivera fue buen orador pero creo que le faltó claridad. Hablaba de conceptos abstractos, demasiado legalistas. A pesar de que es telegénico y sabe enamorar a las cámaras, quien le escuchase sin verle, se llevaría una pequeña desilusión. Supo en cambio atacar a sus contrincantes y usar sagazmente las interrupciones que dan tanta viveza a los debates. Sus promesas económicas y sociales tienen visos de ser más sensatas que las de Iglesias, desde luego. Y algo que le favorece es ser catalán porque hizo pensar ayer que él podría ser la llave para dar entrada en España a los catalanes desencantados con España.

Mi impresión final es que Iglesias fue el más claro y eso le hará subir en las encuestas. Tuvo alguna frases torpes como decir que los jóvenes trabajan mejor y son mas productivos. ¿Más productivos que quién? ¿Que los viejos? Pero conectó bien con el público. Eso no quiere decir que fuera el más sensato. Todavía tiene que aprender mucha economía. Pienso además que su aspecto desaliñado no convence a los más mayores. Pero no creo que los más mayores le vieran ayer en streaming.

Sánchez estuvo mejor de lo esperado, porque parte siempre de la imagen de candidato de cartón piedra. Se equivocó muchas veces en las cifras, las fechas y los hechos, producto de haberse aprendido las cosas a toda prisa.

Y Rivera estuvo menos eficaz de lo esperado porque suele ser el más brillante en estos debates. Es su especialidad. No se equivocó en nada pero no convenció del todo.

El impacto de este formato digital es una incógnita. Quienes vieron este debate por la red fueron internautas. ¿Y de qué ideología son los internautas? No lo sé, pero temo que Pepe y María, los españoles medios, no estaban conectados en streaming porque no saben qué es eso.

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