OPINION

Detén, oh Pablo, tu emoción: este país puede gobernarse sin Podemos

pablo iglesias2
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Oyendo a Pablo Iglesias en las últimas horas  parece que en las elecciones del domingo obtuvo la mayoría absoluta y que en enero será presidente por aclamación parlamentaria.

Detén, oh, Pablo, tu emoción. Las cosas no son como tú piensas.

Para empezar, parte de los votos que Podemos obtuvo en las elecciones vienen de votantes catalanes o vascos que no le votaron a él sino a su promesa de celebrar un referéndum. Votos legítimos, sin duda, pero de conveniencia. Hoy contigo, mañana si ti.

Otra parte del voto ha provenido del cabreo. Cabreo con los políticos de la vieja escuela donde hay muchos  corruptos.

Muchos de esos votantes ahora están con Pablo a pesar de que hay cosas que no acaban de entender. Por ejemplo, eso de la España plurinacional. Pluri... ¿qué? Y sobre el referéndum prometido a Cataluña, hay votantes no catalanes que llegado el momento, dirían, ¿no hemos ido demasiado lejos, Pablo?

Aunque 69 votos dan para mucho, son 69 votos. El PP tiene 123 y el PSOE 90. Y encima, en el Senado, el PP tiene mayoría. Pero oyendo a Pablo Iglesias parece que a Podemos le han tocado 180 diputados. No, 69. Exactamente el 19% del Congreso. Nada mal pero cualquier niño que estudie matemáticas sabe que 19% no es ni la cuarta parte. Ni la tercera parte. Es la quinta parte.

Lo que pasa es que Iglesias ha hecho el siguiente cálculo: si desde las europeas a las generales hemos sacado cada vez más votos, eso significa que en unas hipotéticas elecciones anticipadas en 2016 sacaríamos, ¿el 30%? ¿el 50%?

Eso es una falacia cognitiva.

Las falacias cognitivas se basan en creer que lo que sucedió en el pasado se puede proyectar en el futuro. Es la misma falacia cognitiva que los inversores de bolsa. Piensan que si el valor de una acción sube y sube, hay que comprar porque seguirá subiendo. Pues no necesariamente. Puede subir o bajar. Mire a Marine Le Pen. Pensó que su éxito sería imparable. No ganó en ninguna región de Francia. Su techo se derrumbó.

¿Ha alcanzado Pablo Iglesias su techo? Nadie lo sabe. Él piensa que no. Piensa como cualquier político: las masas me votarán. Pero Pablo Iglesias tiene que pensar que, según las encuestas del CIS, la mayoría le ve como una persona de extrema izquierda y él no está entre los líderes más valorados. Es más, suspende.

Como su impaciencia le está consumiendo, ha amenazado al PSOE, al PP y a quien se ponga por delante. Está prepotente. Es la disfunción postelectoral. Está diciéndole a los españoles que su revolución es imparable.

Pero si el PP logra el consenso de otras fuerzas, tendremos gobierno del PP para rato. Con una recuperación económica indudable, con datos de empleo cada vez mejores, y si el PP hace pactos sociales con el PSOE, y anticoprrupción con Ciudadanos,  el fenómeno Podemos puede perder gran parte de su impulso.

No digo desaparecer porque Podemos ha venido para quedarse. Pero desinflarse, sí. Quizá Pablo Iglesias piensa que Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, por no ser tan buenos oradores, son más tontos que un pez. Pero no: no son tontos.

Este país puede gobernarse sin Podemos.

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