OPINION

Lo peor que puede pasar a los empresarios está pasando: 'incertidumbre'

bolsa cae
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A mediados del año pasado, los empresarios tenían una proyección optimista para 2016. La gente compraba coches, prendas, casas, iba a los restaurantes, a los cines, a las fiestas... Por lo tanto, los empresarios vendían coches, prensas, casas, menús, películas y copas.

El crecimiento económico iba a un ritmo tan increíble que no se lo creía ni el propio ministro de Economía. Por eso los empresarios pensaban que 2016 sería un buen año.

De repente, tras las elecciones del 20 de diciembre, hubo un cambio de ritmo. No un cambio macroeconómico sino emocional. Los empresarios han paralizado contrataciones, inversiones y proyectos. Han puesto los planes en el congelador. No se fían de la situación. No solo no hay un gobierno sino que muchos se preguntan cómo será y qué hará el próximo gobierno:  ¿me aumentará los costes?

Hace poco pregunté a un abogado que lleva la contabilidad de varias pymes. ¿Cómo está la situación? Y me dijo eso exactamente: "Mis clientes están congelando sus planes".

No me gusta caer en el catastrofismo, pero hay ciertos datos preocupantes. Muchas empresas de externalización han aumentado su actividad. Eso parece bueno pero cuando se ve por qué, la cosa cambia.  "Las empresas necesitan resolver la demanda inmediata de empleo porque les va bien, pero no quieren cargarse de costes en medio de esta incertidumbre. Por eso están acudiendo a las firmas externas", me dijo un especialista.

La prueba es que una de estas firmas de outsourcing se puso a contratar universitarios por decenas para cubrir la inmediata demanda de otras  empresas españolas de tamaño medio. Estupendo para los chicos, pero son contratos basados en el miedo.

Una de las pistas más extrañas de lo que está pasando es el Indicador Sintético de Actividad (ISA). Ha dejado de publicarse en la página del Ministerio de Economía y Hacienda. El ISA es como la bola del adivino porque predice con enorme exactitud dónde va estar la economía española en los próximos seis meses. Puede sonar a conspiración del silencio, pero lo cierto es que el ISA se ha desvanecido de las pantallas.

Lo peor para los empresarios es la incertidumbre. Esta inseguridad en el futuro es mortal en unos momentos en que se empezaba a abandonar tímidamente el miedo biológico a otra crisis.

Y encima todavía sin gobierno. Sin plan, Sin futuro. En serio, no quiero ser catastrofista...

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