OPINION

Grecia se alegra de la expulsión de migrantes y aquí los ayuntamientos se enfadan

tsipras merkel
tsipras merkel

Cuando se anunció que la UE había llegado a un acuerdo con Turquía para devolver a todos aquellos migrantes que lleguen de forma ilegal a Europa, Alexis Tsipras, primer ministro de Grecia mostraba su satisfacción. Pidió que se aplicara lo antes posible. (ver texto de arriba sacado del diario griego ekhatimerini.com).

Pero al mismo tiempo, algunos ayuntamientos españoles de izquierdas (Pamplona entre ellos) se enfadaron y quitaron la bandera de la UE o la dejaron a media hasta. No están de acuerdo. Piensan que eso es atentar contra los derechos humanos.

Aquí hay algo que no pega: ¿ayuntamientos de izquierdas que se enfadan, y el primer ministro griego de izquierdas que se alegra?

¿Por qué?

Porque en esos ayuntamientos españoles no se hacinan miles de refugiados, pero en las islas griegas sí. El problema lo tiene Grecia, no Pamplona.

En las islas griegas hay hacinadas decenas de miles de personas, sobre todo sirios, que llegan desde la costa turca. Turquía acoge en campos de refugiados a millones de sirios que han huido de la guerra. Esas personas están ahora tratando de abandonar Turquía y llegar a Europa. La vía más corta es pagar a las mafias, subirse a una barca y lanzarse hacía las islas como Lesbos, que están casi a un tiro de pierda de las costas turcas.

Pero una vez llegan allí, aquello se convierte en una ratonera porque lo difícil es saltar a tierra firme, cosa que se hace por ferry o barcas pequeñas. Cuando llegan a tierra firme, empieza su peregrinar hacia el centro de Europa, principalmente Alemania, donde creen que serán acogidos por fin.

El año pasado, Alemania acogió a un millón de personas. Repetimos: un millón. Pero muchos de esos inmigrantes están ahora en campos de refugiados, con la diferencia de que en Alemania hace mucho más frío que en Turquía o en la isla griega de Lesbos.

Una de las primeras consecuencias de esta acogida desmesurada es que los partidos nacionalistas y extremistas alemanes han aumentado su presencia en la política. El mensaje de los alemanes a su gobiernos guste o no es: 'Refugiados, los justos'.

La UE, con el acuerdo, pretende cuatro cosas: dejar sin negocio a las mafias de traficantes de refugiados; disuadir a los migrantes para pasar a Europa de forma ilegal;  ayudar a Turquía a acoger migrantes hasta que la situación en Siria se normalice (y acoger de nuevo a los que huyeron a Grecia); y aliviar el problema de hacinamiento de Grecia, que además, no ha salido de su crisis económica y encima tiene que sostener a miles de refugiados.

A cambio, la UE aceptará 72.000 inmigrantes, dará dinero a Turquía y permitirá el paso de ciudadanos turcos a la UE sin visas.

Quizá las medidas no sean las mejores. Seguro que España puede ayudar más de lo que hace ahora. Pero lo que está claro es que si el ayuntamiento de Pamplona, y otros tantos, tuvieran que gestionar ahora la llegada de 50.000 migrantes, no tendrían ni presupuesto, ni instalaciones, y además eso causaría tal impacto en la ciudad, que hasta podrían perder las elecciones municipales de 2019.

Cualquier español con corazón desea ayudar a los refugiados. Podríamos ser nosotros en una guerra civil. Pero cualquier decisión que se tome sin pensar tiene unas consecuencias sociales, económicas y políticas impredecibles. Trasladar los campos de refugiados de Turquía a Pamplona desde luego no tiene mucho sentido.

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