OPINION

El bufete Mossack Fonseca ocultaba a sus clientes bajo nombres como Harry Potter

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Dos apellidos dan la vuelta al mundo: Mossack y Fonseca. Ambos son los apellidos de los abogados detrás de la firma Mossack & Fonseca, un despacho ubicado en Panamá y que  se ocupaba de hacer desaparecer el rastro de inversiones sospechosas.

El periódico alemán Süddeutsche Zeitung inició hace un año una investigación de su compatriota en Panamá, y logró descerrajar los archivos conteniendo más de 11 millones de documentos (más de 2,6 terabytes), parte de los cuales han salido ahora a la luz gracias a la colaboración de 400 periodistas de investigación de 80 países y de 110 medios.

En su punto de mira: Jürgen Mossack (el de la izquierda en la ilustración), un alemán que se ha convertido en 'nuestro hombre en Panamá' para los defraudadores del mundo.

"Ayudó no sólo a los primeros ministros y dictadores a ocultar su dinero, sino también carteles de la droga, los clanes de la mafia, los estafadores, traficantes de armas y regímenes criminales como Corea del Norte o Irán. Tal vez se puede resumir de esta manera: Mossack Fonseca ayudó y ayuda a algunos de los más grandes villanos en el mundo a disfrazar sus maquinaciones", dice una información del diario alemán donde destapa "los secretos del dinero sucio". (ver aquí).

Mossack, de 68 años, es conocido en el distrito financiero de Panamá como 'el alemán'. ¿Su trabajo? Desde hace 40 años se dedica a vender empresas fantasmas para ocultar patrimonios e identidades. Todo es de mentira: los nombres, la actividad, el objeto social.

Los periodistas de Süddeutsche Zeitung intentaron sin éxito entrevistar a Mossack. Una portavoz de la firma les aclaró que el señor Mossack y sus socios no conceden entrevistas. Lógico. No van a detallar los nombres de sus clientes. Los periodistas lo intentaron enviando un mail directo a Mossack con una serie de preguntas, y éste aclaró que necesitaba tiempo para responder. Aún están esperando las respuestas. Cincuenta preguntas sin responder.

Bueno sí, respondió con un comunicado: que era una firma que cumplía con las leyes.

Ya en febrero de este año, la firma tuvo que responder a acusaciones parecidas sobre su delegación en Brasil.  (Se puede leer aquí). La firmaba Carlos Sousa, portavoz de la firma, quien dijo entonces:

"La gran mayoría de nuestros clientes son clientes regulados, tales como: bancos de primera categoría, abogados, contables, otras firmas de abogados, fiduciarias, etc., todos ellos empresas y firmas reconocidas comercialmente y de buena reputación".

Ahora, la denuncia ha subido de escalón porque se habla de actividades ilícitas desde Panamá con clientes de todo el mundo.

Pero ¿quién es Mossack? ¿Cómo acabó allí? Nacido en 1948 en el pueblo bávaro de Fürth, Alemania, es hijo de una comerciante y de un fabricante de maquinaria. En los años sesenta la familia se trasladó a Panamá en busca de nuevas oportunidades.

Al parecer, su padre, que fue miembro de las Waffen SS, cuando emigró al continente americano se convirtió en espía de la CIA en Cuba.

El joven Jürgen estudió en los colegios panameños y en 1973 obtuvo su título de abogado en la Universidad Católica Santa María La Antigua, y trabajó para intereses en Panamá y Londres. En 1977 fundó el despacho de abogados Jürgen Mossack.

Panamá era entonces el territorio donde convergieron tanto el cartel de Medellín, como los manejos de dinero de la droga del general Noriega y el de algunos capos mexicanos. De hecho, uno de ellos llamado Caro Quintero, fue uno de los primeros clientes de Mossack. El capo mexicano había torturado y asesinado a un agente de EEUU. La CIA no paró hasta detenerlo, pero el capo tuvo tiempo para desviar su fortuna a Costa Rica gracias a Mosack, que actuó como falso directivo. En un mail interno, Mossack llegó a afirmar: "Comparado con Caro, Pablo Escobar era un bebé".

En 1986 Mossack conoció a Ramón Fonseca y fundó con él la firma Mossack Fonseca (en internet MossFon.com.es). Fonseca resultó una alianza providencial porque estaba relacionado con los pesos pesados de Panamá y era consejero de la mayoría de los presidentes. En marzo era vicepresidente del partido en el poder, Panameñista, con un puesto en el gabinete del presidente Juan Carlos Varela.

También Fonseca recibió un cuestionario de los periodistas alemanes. No respondió. Pero oliéndose que la tostada se le estaba quemando, renunció a sus puestos políticos y dijo en Twitter que lo hacía "en defensa de mi empresa y mi honor". Fonseca además es un conocido literato.

En un comunicado especial, el gabinete Mossack Fonseca aclaró que no trabaja directamente con sus clientes sino con intermediarios. Su forma de actuar es tan extraña que se refería a sus clientes con nombres realmente divertidos para ocultar su identidad: "Winnie the Pooh", "Harry Potter", "Fighter" o "Azkaban". Alguno de ellos, quién sabe, podría ser el primer ministro de Islandia o Pedro Almodóvar.

En un reciente correo interceptado por los periodistas alemanes decía: "Estimado señor, nos estamos refiriendo a nuestra reunión con Harry Potter y a nuestra llamada de hace dos días".

La primera regla no escrita de los negocios del bufete Mossack Fonseca es: Por mil dólares tiene su empresa anónima. Los abogados le proveían de un director de pacotilla y metían toda la información es una caja negra inviolable. En 40 años hay que imaginar cuántas firmas fantasmas habrán creado.

Especialista en crear firmas of shore es su nuevo socio Christoph Zollinger, un ciudadano suizo que conoce al dedillo cómo manejar dinero y crear sociedades sin que los técnicos de Hacienda se les echen encima.

Durante 40 años, Mossback Fonseca ha actuado con enorme libertad y mucha tranquilidad, pensando que todo estaba bien guardado en sus cajas negras. Hasta que llegó un grupo de obstinados periodistas alemanes metió la nariz y lo destapó todo. Detrás de esas supuestas sociedades ocultas han salido a relucir nombres como el futbolista Lionel Messi, la tía del rey de España, el presidente de Argentina, el primer ministro de Islandia así como altos cargos rusos relacionados con Putin.

Sin duda, Jürgen Mossack se convertirá dentro de poco en el malo de alguna película de Hollywood. Tiene todos los ingredientes. Y esto es solo el principio.

(En la ilustración original de Süddeutsche Zeitung aparecen de izquierda a derecha: Jürgen Mossack, Christoph Zollinger y Ramón Fonseca).

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