OPINION

Las preguntas sobre los refugiados que nadie se ha hecho hasta ahora

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Quien no se conmueva con las imágenes de miles de refugiados tratando de entrar en Europa no tiene corazón. Quien no se conmueva con las imágenes de los niños tiritando, de madres sosteniendo bebés o de padres envueltos en mantas es que no tiene corazón.

Son personas que huyen de la guerra, del hambre, de las enfermedades y de la insalubridad. La mayoría salen de campos de refugiados en Turquía para entrar en campos de refugiados griegos, donde son devueltos a los campos de refugiados turcos.

Las ONG han denunciado la poca moral de Europa por pactar con Turquía que los vuelva a acoger a cambio de dinero. La pregunta que solemos hacernos todos es: ¿Por qué no acogemos a esos refugiados?

Pero esa no es la pregunta que hay que hacerse. La verdadera pregunta es: ¿Qué podemos hacer para acabar con el sufrimiento de esos refugiados y no suponga un problema aún mayor para las futuras generaciones?

Tomar la decisión ahora de acoger a cientos de miles de refugiados no es fácil, pero con voluntad, se puede hacer: supondría un enorme gasto de intendencia, avituallamiento, y por supuesto, integración.

Hacerlo, supondría llamar la atención de millones de personas en todo el mundo, que querrían el mismo trato. acogimiento, manutención, trabajo, integración.

Supongamos que los acogemos. Suponganmos que tenemos dinero para hacerlo. Supongamos que nos salen las cosas bien al principio.

Pero no se ha respondido a la pregunta: ¿supondrá un problema para las futuras generaciones de europeos?

Esa es la pregunta. Hay que mirar diez, veinte, cincuenta años adelante, digamos, 2050, e imaginar el impacto en la Unión Europea de los cientos de miles o millones de personas que acogió en 2016. Ahí vienen más preguntas. ¿Saldrán lobos solitarios que atenten contra la sociedad que les acogió? ¿Habrá guetos? ¿Se integrarán? ¿Qué es integrarse? ¿Es mejor que abandonen su cultura y adopten la nuestra? ¿Por qué?

Muchos economistas afirman que ellos sulucionarán el problema demográfico europeo y nos ayudarán a cobrar nuestras pensiones. Desde el punto de vista económico, es un argumento incontestable. Pero las cultura europea no ha sido solo economía. No es solo dinero. Hay más cosas. ¿Seguirán siendo las mismas en el año 2050? ¿Era eso lo que queríamos?

Quizá alguien se ha hecho la pregunta y la ha respondido. Seremos otra cultura, con otros valores, y otro sistema. Será diferente. ¿Mejor? ¿Peor?

Como no es posible adelantarse a ese futuro con una máquina de tiempo, solo nos queda hacernos preguntas. Pero no cualquier pregunta, sino la pregunta exacta: ¿podemos ayudar a los refugiados sin crearles un problema a las futuras generaciones de europeos?

Esa pregunta suena políticamente incorrecta. Sería un indicio de que es la pregunta correcta.

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