En estos días, aprovechando que se celebra el aniversario de la proclamación de la Segunda República, hay ayuntamientos que han izado la bandera republicana y muchas personas manifiestan su cariño por ese periodo de la historia española.
Lo mejor que se puede hacer por la Segunda República no es izar banderas, sino estudiarla a fondo. En los colegios, hay que hacer hincapié en esos años que abarcan desde 1931 a 1936. Y hacerlo sin prejuicios, sin complejos y sin sesgos.
En mi opinión, si tuviera que resumir la Segunda República en pocas palabras diría que hubo avances sociales, retraso económico y un portentoso caos político.
Los mayores avances sociales se produjeron en el ámbito educativo. La tasa de escolarización de personas de 5 a 14 años pasó del 55 a casi el 70%. Eso incluye la escolarización femenina, que llegó a la mayor tasa de la historia, un 66,4%. En poco tiempo, los Institutos Nacionales de Segunda Enseñanza pasaron de 80 a 111, el número de profesores de 1.702 a 2.739 .
Los alumnos inscritos en los Insititos Elementales de Enseñanza pasaron de casi 7.000 a más de 14.000 en solo tres años. Se creó un sistema educativo parecido al que ahora admiramos en Finlandia, y además, los profesores ganaban por encima de la media española.
Desde el punto de vista agrícola, a pesar de algunas innovaciones incuestionables como reducir la jornada del campo a 8 horas, crear el Seguro de Accidentes y el tratar de cultivar tierras baldías, fue un fracaso. La producción decayó en casi todos los cultivos.
La economía en general fue a peor en casi todos los capítulos. Las exportaciones se hundieron, el Producto Interior Bruto nunca superó al de 1929, y el consumo privado se deprimió.
El número de muertos por la violencia política superó las 2.000 personas. Los extremistas de izquierdas quemaban conventos, perseguían al clero, se liaban a tiros con los de derechas, matándose unos y otros. Además hubo dos intentos de golpe de Estado: el del general conservador Sanjurjo, y el del líder socialista Francisco Largo Caballero. Al final, todo ese caos derivó en Guerra Civil.
Este es a grandes rasgos el balance de la Segunda República. Tuvo cosas magníficas y cosas espantosas. Si alguien quiere reivindicar aquel periodo, tendrá que cargar con lo bueno y lo malo. Y tendrá que saber que lo malo condujo a lo peor: a la Guerra Civil.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios