OPINION

¿Era Cervantes muy rico o muy pobre cuando murió en 1616?

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Un grupo de franceses visitó Madrid en compañía de su embajador en 1615, y se encontraron con una persona que conocía bien a Cervantes. Era el censor, es decir la persona que daba la aprobación final de los libros en nombre del Rey. Don Quijote era muy popular en Francia.

En la segunda parte del Quijote, el censor escribió esto en 1615:

“Preguntáronme muy por menor su edad, su profesión, calidad y cantidad. Halléme obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre, a que uno respondió estas formales palabras: ‘¿Pues a tal hombre no le tiene España muy rico y sustentado del erario público?’. Acudió otro de aquellos caballeros con este pensamiento, y con mucha agudeza, y dijo: ‘Si necesidad le ha de obligar a escribir, plega a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico a todo el mundo’.

Cervantes falleció al año siguiente.

¿Quiere decir eso que Cervantes murió pobre?

El cervantista Daniel Eisenberg piensa que no. Cree que el escritor estaba obteniendo jugosas rentas de sus libros y estaba en un buen momento económico. Entonces, ¿por qué el censor se despachó con una leyenda tan triste?

Según algunos especialistas, ese comentario se lo había sido escrito el propio Cervantes al censor para aumentar su fama ante los extranjeros. Pour épater le bourgeois.

Pero también hay otro argumento: en España, la pobreza era un valor. Y lo sigue siendo. Quien presuma de rico en España es despreciado (esto no es EEUU), pero quien vaya de pobre monacal, es admirado.

En tiempos de Cervantes, la humildad le permitía ganar votos de confianza para ingresar en la Venerable Orden Tercera de San Francisco antes de morir, y ganar el cielo, por si acaso.

Esta Orden fundada por san Francisco de Asís se llamaba Tercera porque 'la primera' era para monjes franciscanos, 'la segunda', para mujeres, y la Tercera para que “algunos seglares pudieran, sin tomar votos, llevar una vida sujeta a la regla franciscana”, afirma Alfredo Alvar en una biografía.

Es decir, Cervantes no era pobre sino que aceptó la “penitencia y pobreza cristianas” porque “ser pobre entonces, más que un sacrificio, era una norma común”. Era como ser hoy miembro de una ONG para demostrar que se tienen “valores”.

Un terciario se preocupaba entre otras cosas de dar sepultura a los propios hermanos de la orden, redimir cautivos y presos, y ofrecer caridad y limosna a los pobres.

Terciarios fueron quienes le acompañaron el 23 de abril de 1616 a su tumba en el convento trinitaria de Madrid. Días antes, Cervantes ya tenía puesto "el pie en el estribo", y esperaba la muerte "con ansias".

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