OPINION

Caixa Ontinyent: la caja pequeñita que dio una lección a las grandes

Convenio-SGR-Continyent
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Hace diez años había más de 40 cajas de ahorro en España. Ahora solo quedan dos: Caixa Ontinyent (Onteniente, en Alicante) y Pollença (en Mallorca). El resto se trasformó en banco o se fusionó para transformarse en bancos.

El otro día me contaron la historia de Caixa Ontinyent. Ha sobrevivido porque no se metió en conceder créditos hipotecarios. No se metió de lleno en la burbuja. Se dedicó a apoyar a las pymes y a proseguir su obra social.

Conozco algo a las pymes de esa zona de Alicante. Se dedicaban a la industria textil (y el juguete) hasta que la competencia asiática las barrió. Los precios de las telas chinas eran muy baratos. Muchas empresas españolas cerraron. Otras invirtieron en diseño y sobresalieron. Según me contaron, Caixa Ontinyent se dedicó a apoyar a las pymes que decidieron hacer esa transformación.

El año pasado firmó un acuerdo con la Sociedad de Garantía Recíproca de la Comunitat Valenciana y el IVACE (Institut Valencià de Competitivitat Empresarial) para facilitar la financiación a microempresas, pymes y autónomos de la Comunidad Valenciana. Les están dando a los emprendedores créditos de hasta 300.000 euros. (En la foto de arriba, de izquierda a derecha, Antonio Carbonell, presidente de la Caixa Ontinyent, Dolores Font, ex presidenta de la SGR de la Comunidad Valenciana, y Máximo Buch, ex consejero de Economía).

Caixa Ontinyent había prestado en 2014 más de 531 millones de euros a clientes, entre créditos personales y empresariales. Eso es más del 30% de los activos totales medios de 1.300 millones de euros, según las cuentas auditadas por Deloitte en 2014. El riesgo hipotecario de dudoso cobro es de unos 14 millones. Muy pequeño. Quizá esa sea la razón por la cual se ufana de no haber hecho desahucios.

La mayor parte de los activos de esa caja están en deuda pública, del estado o de comunidades.  No está en campos de golf ni en complejos turísticos en México, como alguna caja desaparecida que no quiero mencionar.

En una reportaje realizado por La Sexta en 2012, tras la debacle de las cajas, esto es lo que decía el jefe de Recursos Humanos de Caixa Ontinyent, Francisco Galiana. “El empleado que menos cobra son 16.400€ y el que más 58.000 dependiendo del tipo de retención de cada uno”. Nada de sueldazos.

En 2014 la caja ganó 5,5 millones de euros. Ha habido años mejores, cierto. Pero con casi 50 oficinas y para ser una caja local en expansión, creo que ha dado una lección a las grandes. Las cajas se crearon para hacer obra social y apoyar a la comunidad. No para convertirse en emporios inmobiliarios y financieros.

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