OPINION

La desalmada historia de las plantas termoeléctricas en Venezuela

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Todos los días hay apagones en Venezuela. La presa del Guri, una de las mayores del mundo, tiene sus plantas hidroeléctricas casi paralizadas porque no hay agua. La sequía baja el nivel de los ríos y las turbinas no pueden moverse.

Cualquier planificador de medio pelo sabe que no se puede confiar la energía eléctrica de un país a una sola estación hidroeléctrica. A Venezuela le sobra petróleo. Es el país con más reservas probadas del mundo. De modo que solo hacía falta construir plantas termoeléctricas que producen electricidad a partir de la combustión de hidrocarburos.

Cuando llegase una sequía, el suministro nacional sería garantizado por estas plantas. Genial.

En los últimos quince años, los gobiernos chavistas han construido plantas termoeléctricas en el país. Chávez dijo en 2010 que en el futuro la generación termoeléctrica y eólica superaría a la producción hidroeléctrica.

Según Corpoelec, la empresa estatal que gestiona la energía, el parque venezolano era de 25.000 megawatios en 2015. En teoría, la capacidad instalada termoeléctrica era de 15.000 megawatios. Suficientes para amortiguar la sequía o la parálisis de la presa del Guri.

Pues bien, las plantas termoeléctricas famosas apenas producen 4.500 megawatios. Eso significa menos del 30% de su capacidad. ¿La razón? Falta de mantenimiento y falta de repuestos, según informaba El Nacional.

Muchas de esas plantas funcionan con tecnología española. Son inmensos motores diesel de Guascor que Hugo Chávez elogió en 2010, con motivo de la inauguración de varias centrales. Guascor y PDVSA crearon una sociedad para fabricar motores diesel de generación de electricidad en Puerto Ordaz.

Las plantas no están paralizadas por culpa de la guerra económica, pues Corpoelec es del Estado. No se trata de un boicot empresarial, pues Guascor está encantada de vender motores diesel y nunca se le ocurriría maltratar al gobierno que le pagó 140 millones de euros.

No.

Las planas están a medio gas porque el gobierno venezolano no sabe mantener sus infraestructuras. Ha preferido desviar los fondos a otros fines, y algún día tendrá que justificar ante el pueblo venezolano todo ese desastre.

Esa es la desalmada realidad de las plantas termoeléctricas en Venezuela. Con esa bolsa enorme de petróleo, Venezuela podría ser independiente desde el punto de vista eléctrico. Pero el pueblo sufre recortes de luz debido a la mala gestión de su gobierno.

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