En 1997, Hillary Clinton acudió a la reunión del World Economic Forum en Davos, Suiza. Es una reunión que convoca anualmente a políticos, empresarios y periodistas de todo el mundo, o más bien, el lugar donde te tienes dejar ver si quieres pintar algo en el mundo.
Hillary Clinton se subió al escenario y el presidente del WEF le dijo: "¿Para cuándo una mujer presidenta de los EEUU?". Y ella respondió al guiño, diciendo: "No lo sé, pero cuando eso suceda yo votaré por ella".
Han pasado 20 años. Y este año de 2016 puede ser el primero en la historia de los EEUU en que una mujer llega a la presidencia. Pero aunque no llegue, Hillary Clinton ya puede decir 'misión cumplida'. Ha roto el llamado 'techo de cristal', ese techo que impide a las mujeres de todo el mundo subir y escalar puestos.
Porque ya ha logrado algo grande: es la primera vez que una mujer logra la mayoría de los delegados de un partido en EEUU para presentarse como candidata a presidenta.
Llama la atención que el país que logró conquistar la democracia antes de que llegase a Francia con la Revolución, el país que logró insuflar de espíritu independentista a todas las democracias de América, el país que se ha convertido en el adalid de la democracia en el mundo, no haya conseguido algo que han conseguido otras democracias: tener una mujer presidenta. Lo ha logrado Chile, Brasil, Gran Bretaña, Alemania y hasta India.
Estados Unidos nunca. Por eso, aunque no lo consiga, Hillary Clinton ya ha entrado en Wikipedia como la primer mujer en ser nominada a presidenta. En noviembre sabremos si entra en la historia por la puerta grande como la primera mujer presidenta de EEUU, el país más poderoso del mundo. (Y quién sabe: también como la mujer que evitó que un señor con flequillo apretara el botón nuclear).
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