La información política en los próximos días va a ser la más consumida: análisis, entrevistas, encuestas, reportajes y perfiles. Hechas por periodistas con mucha experiencia, será el resultado de acompañar a los políticos a viajes y a mítines y de analizar muchos datos.
Los lectores consumirán esas informaciones en sus ordenadores de sobremesa, en sus tabletas y sobre todo en sus móviles.
Y aquí está el problema: la gente quiere leer esas informaciones sin anuncios. Cada vez hay más gente que cierra los anuncios o instala adblockers en sus dispositivos. Bloquean la publicidad.
Como la publicidad es la vía principal de financiación de los medios, ¿cómo vamos a pagar a los periodistas que hacen esos análisis polític0s?
El último informe de Pew Center sobre la evolución de los medios en EEUU afirma que esta tendencias se van a acentuar. Cada vez más gente está bloqueando los anuncios con adblockers, unas extensiones que se instalan en medio minuto y que borran los banners, los módulos, los flashes, y todo eso que nos desvía la atención cuando leemos.
Todo esto está teniendo un profundo impacto en las organizaciones periodísticas. Como se consume cada vez menos publicidad, tener un periódico digital no es un gran negocio. Por ahora.
Como es tan costoso mantener esa maquinaria de informadores, se jubilan a los más caros, es decir a los veteranos, de modo que los medios van perdiendo su materia gris, a aquellos periodistas experimentados que garantizan la calidad de los análisis por su experiencia.
Si un sistema político se basa en que los electores tengan información variada, independiente y fiable, ¿no estamos poniendo contra las cuerdas los cimientos de ese sistema?
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