OPINION

Las duras lecciones del 'brexit' para los independentistas de Cataluña

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"Out is out". La frase de Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, parecía la legalización de un divorcio doloroso. Fuera quiere decir fuera. Se refería a la decisión mayoritaria de los británicos de salir de la UE.

El impacto económico ha sido indudable. La libra esterlina ha perdido valor, la bolsa ha caído, las inversiones en bienes inmobiliarias se han retirado, hay fondos que de inversión que han tenido que bloquear las cuentas de sus clientes para evitar el colapso (un  corralito a la británica), los precios de las viviendas y de los edificios están cayendo entre un 20 y un 30% y encima cientos de miles de británicos quieren otro referéndum para volver a la UE, mientras otros quieren un referéndum para salirse de Reino Unido (como Escocia). Vaya lío.

Los pensionistas británicos que viven en el exterior y que reciben sus pensiones en libras, han visto que sus ingresos han caído más de un 8%. Ahora tienen problemas para seguir manteniendo su ritmo de vida. Los primeros problemas.

¿Se puede aplicar las lecciones el brexit a los independentistas catalanes?

Por lo menos puede servir como 'laboratorio de ensayos'. Una supuesta independencia catalana empezaría con palabras del presidente de la comisión diciendo 'out is out'. A continuación, habría que ver el impacto en el sector inmobiliario catalán, adonde ahora se dirigen muchos capitales europeos. A los rusos les daría igual pero a los fondos que están en la zona euro, no les daría igual porque podrían depreciarse sus inversiones.

Habría más consencuencias. Veamos lo que pasa en Irlanda. Las dos Irlandas nunca han estado tan unidas como en los últimos años gracias a la UE. Al pertenecer a la UE, el flujo de personas, capitales y mercancías había eliminado las fronteras, algunas de ellas marcadas por torres de vigilancia militar en otras épocas.

La única diferencia es que la República de Irlanda tiene el euro e Irlanda del Norte, provincia del Reino Unido, la libra. "Cruzar esa frontera (de 499 kilómetros) no significaba más que cambiar divisas y recordar esas señales de carreteras que cambiaban entre kilómetros y millas", decía The Economist.

Las dos sociedades se habían fundido "haciendo menos importante la pregunta de si debían unirse algún día, y ayudando a desterrar cualquier señal de violencia", decía un artículo de The Economist. Pues bien, ahora con la separación del Reino Unido, vuelven aquellos fantasmas.

La separación de Cataluña de España crearía un sin fin de problemas económicos, políticos y sociales. No se puede determinar hasta dónde llegarían pero desde luego, lo que está pasando en Reino Unido y lo que pasará en los próximos dos años, debería servirles como ensayo para saber lo que les puede pasar a ellos.

Por ahora, las lecciones son duras.

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