OPINION

Cuando nos reímos de Trump, ¿quién está equivocado? ¿Él o nosotros?

trump donald
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Millones de norteamericanos irán a las urnas el próximo 8 de noviembre para elegir al próximo presidente de los Estados Unidos. Va a ser uno de los días más seguidos en televisión en todo el planeta puesto que la alternativa es Donald Trump o Hillary Clinton.

Si gana ella, será la primera vez que una mujer toma la presidencia de Estados Unidos. Si gana Trump, será la primera vez que gana un presidente extraordinariamente incorrecto.

La prensa europea se ha burlado de Trump durante mucho tiempo: es un peligro, es un payaso, es un bocazas, este hombre no puede tener el botón nuclear, va a desatar muchos conflictos raciales, es un error, una equivocación...

Sí. Pero desde el momento en que ha sido elegido candidato a presidente por la Convención Republicana esta semana, ¿quién se equivoca? ¿millones de norteamericanos o nosotros?

Gane o pierda en noviembre, millones de norteamericanos le habrán votado. Esos norteamericanos, como hemos visto en las imágenes, son comunes y corrientes, trabajadores, de clase media o media baja, como diría Pablo Iglesias, son 'gente'. Si Trump les ha ganado el corazón con sus extremismos, ¿nos estamos equivocando de análisis al reírnos de Trump?

Cuando los líderes arrastran a las masas, sean populistas o misioneros, sean grandes militares o locos de la tribuna, tengan flequillo o coleta, es porque las masas proyectan en ellos la esperanza para eliminar sus frustraciones.

Si cinco millones de personas confiaron en el novedoso Pablo Iglesias, en las pasadas elecciones es por algo: proyectaron su frustración, el paro, la rabia contra la crisis que no acaba, y las ganas de acabar con la corrupción y el mamoneo.

Nosotros los periodistas o los analistas que escribimos sobre estos fenómenos, solo vemos populistas que 'engañan a la opinión pública'. Pero no vemos que la opinión pública 'engañada' son millones de personas que necesitan un populista porque 'los de antes' hicieron mal sus deberes.

Sucedió en Venezuela: antes de Chávez había dos partidos corruptos que no se preocupaban de los pobres, que se repartían el dinero,los cargos y las comisiones. Venezuela era un país inseguro y se veían las clases sociales apenas aterrizaba uno en Maiquetía. Chávez fue el zumo exprimido de la rabia de los pobres. (Luego, fue peor que los anteriores).

Lo que quiero decir es que la mayor parte de los análisis se quedan en la superficie cuando pasan cosas como Trump, Chávez o Marine Le Pen. Si ellos salen, es porque alguien 'de antes' lo estaba haciendo mal. El hecho de que los británicos hayan tomado la extraordinaria decisión de salirse de la UE y asumir las consecuencias –azuzados por el populista Farage– es porque no les gustaba lo de antes. ¿Y qué era lo de antes?

Pues sobre todo, no les gusta que las puertas de su país estén abiertas a la inmigración. Es decir, el elector medio no hace la política. Pero vota cada cuatro o cinco años si no le gusta la política que está en vigor. ¿Y ahora quién es el guapo que pone en duda la legitimidad democrática de los que votan a Trump?

¿Por qué no se ponen a ver qué es lo que ha fallado para que salga Trump? Las personas como Trump no salen por generación espontánea. Si no hubiera salido Trump tarde o temprano habría salido algo parecido de seguir la misma situación en Estados Unidos.

Estados Unidos es un país con 318 millones de habitantes. La inmensa mayoría, unos 240 millones, son blancos, y, de esos blancos, la inmensa mayoría teme la inmigración masiva, la disminución de sus ingresos, la expansión del Daesh, los atentados islamistas en su país, la inseguridad en sus calles, la mudanza de sus grandes empresas a México y la debilidad internacional de su país...

Si ustedes piensan que Donald Trump es solo un payaso es que solo se han quedado con el flequillo amarillo que sale en la foto. No han mirado lo que hay a su alrededor.

Trump dice lo que quieren escuchar millones de norteamericanos. ¿No es eso lo que tiene que hacer un líder? Es la tentación de los políticos. Trump además no usa papeles. Sus discursos le salen como el fuego de los dragones, y sus mítines parecen actos de transfiguración colectiva. Parece auténtico.

No sé si logrará la presidencia. Yo espero que no. Pero también espero que si gana Hillary Clinton piense en esos millones de norteamericanos que votaron a Trump y que no son ni payasos ni tontos. ¿Les hará caso?

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