OPINION

Las dos muertes de José Manuel Soria, de poderoso ministro a fantasma

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José Manuel Soria tenía un currículo que cada vez apuntaba más alto.

Fue asesor de la embajada de España en Venezuela. Consiguió ser Técnico Comercial del Estado, profesor de Macroeconomía, asesor del gabinete del ministro de Economía, jefe de gabinete de la secretaría de Comercio, consejero de varias empresas públicas, alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, presidente del Cabildo de Gran Canaria, diputado por Gran Canaria, presidente del PP en Canarias y por fin ministro de Industria, Energía y Turismo.

En abril de este año, un grupo de periodistas de varios países publicaron documentos referentes a personas y negocios radicados en paraísos fiscales en todo el mundo. El nombre de Soria salía vinculado a varias empresas situadas en paraísos fiscales. Soria reaccionó inmediatamente diciendo que era mentira. Días después reconoció que era verdad: su nombre seguía en algunas sociedades de su padre, al que el daba por extinguidas. Dimitió.

En realidad, no hizo nada ilegal pero ser ministro y estar vinculado a una sociedad en un paraíso fiscal es como ser de a Asociación contra el Cáncer, y que te pillen fumando un cigarro en un cóctel. No es ilegal, pero...

Esa fue su primera muerte política.

Hace unos días, el gobierno dijo que anunciaba la candidatura de Soria para el puesto de gerente del Banco Mundial. ¿Soria? Eso sonaba a enchufe forzado. Los españoles se escandalizaron y el gobierno respondió diciendo que al ser técnico comercial del estado y funcionario, tenía absoluto derecho a pedir el puesto. Es lo que Soria había esgrimido meses atrás.

Pero una investigación de El Confidencial reveló que no hacía falta ser funcionario. Todo parecía una trama del gobierno para colocar al ex ministro. Al final, Soria ha tenido que renunciar al puesto.

Esa ha sido su segunda muerte.

No sé si habrá una tercera, pero lo dudo. Soria, que no puede ser acusado de haber hecho algo ilegal, ha perdido la confianza de los españoles. Ha pasado de llevar uno de los ministerios más poderosos, a ser un fantasma de la política.

Sus dos muertes políticas me recuerdan una película sobre un tema similar: Los tres entierros de Melquíades Estrada, dirigida por Tommy Lee Jones. La tercera quizá no se la de él, sino la del ministro De Guindos, que defendió el nombramiento de Soria... y no dijo la verdad.

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