OPINION

Algo más que un homenaje por el Día del Maestro: admiración

maestro pueblo
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Cuando habían pasado 25 años del final del bachillerato, los compañeros de mi clase decidieron que celebrásemos una reunión de camaradería.

Era el reencuentro de los alumnos de un colegio dirigido por jesuitas en Alicante que en los años sesenta fue considerado como uno de los mejores de España.

Yo era un alumno de ida y vuelta porque en los años setenta había regresado a Venezuela con mi familia, donde terminé el bachillerato.  Pero luego, empecé mi carrera de Periodista en España.

En ese encuentro de viejos alumnos en Alicante había un profesor al que reconocí. Era el de dibujo técnico. Le dije que cuando entré en el bachillerato de Venezuela, me subieron  un curso por encima de mi edad debido a los conocimientos que traía de España. Y una de las materias que más me valoraron fue dibujo técnico.

Pero no solo por el nivel que había en España sino también porque aquel maestro había sido excepcional. Recuerdo la cara del maestro al escuchar mis elogios.

Nos solemos olvidar de nuestros maestros cuando terminamos los estudios. No les damos las gracias. Pero ellos han tenido una influencia en nuestra vida mayor de la que pensamos. Y en nuestros hijos.

Ahora que también doy clases, me doy cuenta de la cantidad de energía que se invierte en la enseñanza: energía física y psíquica. La mía es una enseñanza temporal, pero los que enseñan todo el año, a la misma clase y que no desfallecen, son admirables.

Enseñar es una tarea muy dura y muy difícil. Pasamos con los maestros más tiempo en nuestra infancia y juventud que con nuestros padres.  Les dejamos que nos modelen, nos transmitan valores, nos orienten y nos estimulen. Un mal maestro es un agujero negro que se lleva la inteligencia de toda una generación.

Un buen maestro es la base de un país. La base en el sentido más esencial. El pilar.

Anteayer se celebró el Día Mundial del Maestro (declarado por la Unesco), y por eso, más que un homenaje creo que hay que dejarles por escrito algo más: nuestra admiración.

(La foto de arriba no es de mi escuela).

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