OPINION

El nuevo Nobel de Economía criticó el sistema privado de prisiones de EEUU

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El premio Nobel de Economía acaba de ser concedido a Oliver Hart y a Bengt Hölstrom por sus trabajos sobre los contratos públicos y privados.

La Teoría de Contratos es una especialidad dentro de la Economía que estudia las relaciones y los derechos que se establecen entre dos partes. Una de las especialidades de estos Nóbel versa sobre las privatizaciones, cuándo funcionan y cuándo son ineficientes.

Y aquí viene lo interesante. El británico Oliver Hart escribió un artículo en 1997 donde analizaba la eficacia del sistema privado de prisiones en EEUU. Y su conclusión era que empeoraban las condiciones de los presos. La razón era muy sencilla, según Hart: las empresas privadas recortaban los servicios para ganar dinero,  y por tanto, bajaba la calidad.

Citando los trabajos de Hart, la Academia sueca justificó el premio ayer diciendo que "las autoridades federales de los Estados Unidos quieren, de hecho, poner fin al uso de las prisiones privadas, en parte, porque según el Departamento de Justicia, las condiciones en las prisiones de gestión privada son peores que las de las prisiones de titularidad pública".

Es un golpe a los que piensan que las empresas privadas siempre serán mejores que las públicas.

Y también es una paradoja porque la esencia de cualquier empresa privada es ganar dinero. Y una de las vías para lograrlo es bajando los costes. ¿Significa eso que las empresas privadas dan peor servicio?

No, desde luego. Es difícil pensar que un estado puede inventar el iPhone. O crear El Corte Inglés.

La empresa pública y la empresa privada tienen un papel. Incluso las mixtas.

La diferencia es que, desde mi punto de vista, hay iniciativas que el estado puede hacer mejor o igual que las empresas privadas. Una de ellas es la salud. El otro es el sistema de prisiones. Y también la educación. Repito, el Estado lo puede hacer tan bien como las empresas privadas.

Voy a poner un ejemplo. Una vez me reconoció un ejecutivo de una importante empresa privada de hospitales que el sistema de salud público, por ejemplo, puede gastar más radiografías para que los médicos estén seguros de que no se equivocan. El sistema privado tiene un límite a partir del cual no le compensa asegurar el criterio del médico con más radiografías. Eso puede ser clave cuando se trata de enfermedades indetectables.

Lo mismo se podría aplicar a las prisiones o a la educación, aunque siempre con matices.

Hay universidades públicas y privadas muy buenas. En el ranking de universidades norteamericanas, aparecen en primer lugar las privadas, pero Berkeley, que es pública, ocupa los primeros puestos. La mejor universidad española es la catalana Pompeu Fabra. Es pública.

Y por ultimo, no es lo mismo una prisión privada en EEUU que una prisión pública en, digamos, Ecuador.

Lo cierto es que los trabajos de Hart y de Hölmstrom servirán para abrir un rico debate sobre lo público y lo privado, debate que en España será muy ideológico. Como siempre.

(Para leer el documento de la Academia sobre las razones de la concesión del Nobel pinchar aquí) .

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