OPINION

Gúrtel, corrupción y votación: un mes de terror para el PP... y para el PSOE

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Entre 1999 y 2004, un grupo de intermediarios encabezados por Francisco Correa (que se autoapodaba Don Vito), logró que muchas empresas consiguieran contratos en ayuntamientos y comunidades gobernados por el PP, en especial, en Madrid, Valencia y Castilla Leon. Los empresarios pagaban al PP el 3% de esas adjudicaciones. Metían el dinero en sobres y así llegaba a manos de Luis Bárcenas, tesorero del PP, a través de la red de intermediarios que la policía bautizo como la red Gúrtel (en alemán, gürtel es 'correa').

A cambio de estas gestiones, el PP le encargó a Correa y a sus empresas la organización de los mítines del partido y más cosas. Correa a su vez les devolvía el favor dando 'regalos' a miembros del PP. Hizo tanto dinero, que reconoce tener dinero 'sin declarar' fuera de España.

Esto sucedió hasta que Mariano Rajoy se convirtió en presidente del partido en 2004.

Pero al final, los malos fueron pillados en 2007, cuando un concejal del PP en Majadahonda, que había grabado conversaciones con Francisco Correa, le denunció ante la Fiscalía Anticorrupción. En 2009, las investigaciones de la Fiscalía pasaron a la Audiencia Nacional, y a su vez, ésta abrió la investigación que les llevó a juicio.

Ahora, los protagonistas de esa trama están declarando en la Audiencia Nacional.

Es un paseíllo revelador porque estamos en un mes en el que coinciden muchas cosas. En primer lugar, un grupo de personas nos están contando cómo crearon una trama corrupta para repartir contratos y morder comisiones, gran parte de las cuales se iban a financiar al PP.

En segundo lugar, porque Mariano Rajoy, presidente del PP y presidente de gobierno en funciones, se presentará (presumiblemente) para ser investido de nuevo presidente dentro de unos días.

Y en tercer lugar, porque Rajoy será presidente si el PSOE se abstiene en la votación parlamentaria, en lugar de votar 'no'.

Al los del PSOE lo que les pide el cuerpo es decir 'no' e ir a unas terceras elecciones en diciembre, pero si lo hacen, bajarán del segundo al tercer puesto como partido más votado. Eso dicen las encuestas. Podemos les sobrepasará porque el PSOE está quemado y dividido. Sería casi la muerte del PSOE.

De modo que, si no hay sorpresas, el candidato del PP será investido presidente en medio de un juicio que revela la corrupción del PP, y sin que el mayor partido de la oposición sea capaz de rechistar.

La ventaja de todo esto es que habrá un nuevo gobierno y se pondrán en marcha muchas cosas que están paralizadas, desde inversiones a proyectos de ley. La mayoría de los españoles no quiere nuevas elecciones. El inconveniente es que repite gobierno un partido salpicado por la más vergonzosa corrupción.

Para usar una comparación fiestera: Rajoy será investido presidente de gobierno casi en la víspera de Halloween. ¿Qué hubiera sido mejor para España? ¿Susto o muerte?

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