OPINION

Podemos: si no puedes asaltar el cielo, monta el 'show' en la tierra

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Imaginen que hay un partido que parte cero, y en las primeras elecciones a las que se presentan, obtiene cinco diputados.

Imaginen que tiene militantes que se han movilizado en las acampadas del 15M, en operaciones antidesahucio, que están cabreados por la crisis y la corrupción. Imaginen que sus líderes, muy jóvenes, vienen con un verbo sonoro y que hablan muy bien en la televisión y en la radio.

Imaginen que en las segundas elecciones a las que se presenta, ese partido conquista un montón de alcaldías del país y son la clave para la formación de gobiernos autonómicos.

Imaginen que tiene enfrente a dos partidos plagados de casos de corrupción, y que los militantes de base y los votantes de su nuevo partido, han dicho ¡basta ya! ¡vamos a por ellos!

Imaginen que el secretario general de ese partido escribe una carta a los militantes diciendo que se siente presidente. Imaginen que ese líder va ahora a por el Congreso y que ha prometido a sus bases que asaltarán el cielo.

¿Qué piensan que sentirán sus bases? Que van a conquistar el cielo y el más allá.

Imaginen que el secretario general siente que cuenta con el sentimiento de millones de personas llenas de esperanzas y otros millones de revancha. Y ahora imaginen que se presentan a esas elecciones generales y, ¡plaf!

No son la primera fuerza política. Ni la segunda. Solo la tercera. Y que la primera fuerza y la segunda se ponen de acuerdo para que la más votada gobierne este país.

Y ahora imaginen que tienen por delante varios años en los que su papel consistirá en ir todos los días al Parlamento, fichar, sentarse, hablar, replicar, tomar café, volver a sentarse en el escaño, hablar, discutir y replicar. Vaya rollo. ¿Eso es asaltar el cielo?

¿Qué van a pensar los militantes?

Que se va a convertir en otro partido más.

¿Qué harían ustedes? Si yo fuera el principal responsable de ese partido montaría un show. Todos los días, llevaría la Commedia dell'Arte al Congreso. Sacaría pancartas. Abandonaría en bloque el hemiciclo. Volvería. Amedrentaría con el dedo alto y desde la tribuna a los viejos políticos. Pediría manifestaciones que rodeasenen el congreso. Querría mantener mi espíritu callejero.

¿Entienden? Es la única forma en que los militantes, esos millones de esperanzas, sigan creyendo en mí, especialmente ahora, que en lugar de asaltar el cielo, me he quedado en el aparcamiento del purgatorio.

Es lo que está ahora haciendo Pablo Iglesias y los diputados de Podemos. Yo haría lo mismo. Mi duda sería cuánto tiempo puedo mantener la comedia.

(La foto es de Bob Shomier de un espectáculo de la Commedia dell'arte).

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