OPINION

El síndrome del náufrago que prefiere no salir de su isla perdida

naufrago
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Me puse a ver el telediario de ayer y esto fue lo que me dieron:

un joven que había ayudado  a otro por Whatsapp a descuartizar a una familia entera;

un joven que reconocía haber asesinado a su novia y tirado por un barranco;

el ISIS que había asesinado a más de 200 personas en Irak y estaba usando familias como escudos humanos;

las terribles declaraciones de policias que atendieron a las niñas que habrían sufrido abusos de un pederasta de Madrid;

un juicio a los que se encargaban de cobrar dinero a los empresarios y organizaron una trama alrededor del PP;

La Federación Española de Fútbol que al parecer se había quedado con 220.000 euros de unas ayudas concedidas a Haití para construir campos de fúbol para los niños;

El telediario iba a peor así que en un momento me pregunté si no era mejor apagar todo y vivir aislado. Me encantaría estar como Tom Hanks en la película Náufrago. Pero a diferencia de él, yo no saldría de la isla.

Parece que no es un sentimiento aislado sino general.

Por casualidad por la noche leí un cuento que me envió una amiga: se trata de un biólogo que se pierde en barco, llega una isla remota y sobrevive allí feliz hasta que le llega por mar un periódico. Cuando lo lee y  encuentra lo mismo que yo veo en televisión todos los días, cierra el periódico y se pone a tomar el sol. Es feliz con su soledad.

Ahora me explico por qué una de las mayores búsquedas en Google es 'cómo ser feliz'.

Y hoy leo que hay un grupo de gente que se aísla de lo mundano haciendo un gesto muy sencillo: usar móviles antiguos que no pueden conectarse a redes sociales ni whatsapp.

Les envidio. ¿Saben por qué? Porque yo no podré hacerlo nunca. La profesión de periodista consiste en captar la mayor cantidad de información en tu estado de vigilia por todos los medios posibles. Devorar todo: desde crímenes hasta las guerras.

Así que nunca podré ir a la isla del cuento. Solo soñar con ella.

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