Políticos, empresarios, sindicalistas, banqueros, alcaldes… Da igual el grupo social. Cuando les pillan con las manos en la masa, todos dan las mismas respuestas.
Estas son las más habituales.
Cuando sale la noticia y hablan por primera vez.
“Es mentira. Denunciaré a los que me calumnian. Todo ha sido legal. No me arrepiento de nada”.
Cuando siguen apareciendo pruebas.
“Se han sacado a las cosas de contexto. Lo he puesto en manos de abogados”.
Cuando ofrece la primera rueda de prensa.
“Yo sé de dónde viene esto. Hay ciertos intereses detrás de esta noticia. Pondré una denuncia contra los que me califiquen de corrupto”.
Cuando la cosa se complica.
“Esto es una conspiración orquestada contra mí. Se trata de una operación bien urdida por … (‘partido de la oposición’, ‘poderes económicos’, ‘prensa dirigida', 'mi ex mujer’, etc)
Cuando dimite
“Lo hago para no manchar a mi partido (empresa, sindicato, familia). Lucharé con todas mis fuerzas para restituir mi honor. Esto no va a quedar así.”
Al pasar los años.
“No quiero hablar de aquello”.
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