OPINION

Black Friday: no hay que volverse locos solo por encontrar una ganga

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Los expertos en marketing saben que los seres humanos somos débiles ante las ofertas: caemos en ellas solo por el hecho de que alguien nos ofrece productos baratos.

Gracias a la influencia de la cultura de EEUU, hoy se celebra en medio planeta el día por excelencia de las rebajas: el Black Friday. Dicen que es el termómetro de la campaña de Navidad, aunque eso no es sociológicamente cierto.

En el Black Friday de 2008, sucedió algo terrible: una estampida de 200 personas irrumpió en una tienda de Wal Mart en Long Island (Nueva York) y pasó por encima a un empleado que falleció poco después. Según el New York Daily News, hubo más empleados heridos entre ellos una embarazada. Pero no era el anuncio de una buena campaña de Navidad sino los primeros signos de la mayor recesión desde la crisis de 1929.

Los portales de noticias de EEUU se llenan en estos días de 'horror stories', historias de horror sobre cómo se comportan las masas con tal de conseguir gangas. Ancianas que se insultan, clientes que se pegan y grupos humanos convertidos en salvajes.

Uno se pregunta si van allí a conseguir gangas o a participar en una orgía colectiva de consumo solo por el hecho de que un cartel diga 'rebajas'. La trampa de las rebajas es que uno acaba comprando más cosas, solo por el hecho de que hay un montón de gangas.

A mí me ha pasado muchas veces, y cuando me doy cuenta de que he caído en el juego, me siento muy ridículo.

Creo que solo las personas que planifican sus compras con antelación y con la cabeza saben sacar partido a las épocas de rebajas. No sé si es un porcentaje alto o bajo. Pero lo que sí parece que existe es un porcentaje de gente que se vuelve loca con las rebajas. Hoy seguro que las veremos en televisión.

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