OPINION

Para enterrar a Castro, el régimen cubano imita una ceremonia religiosa

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Me han sorprendido las ceremonias del entierro a Fidel Castro. Han paseado sus cenizas por todo Cuba. Han elegido un lugar especial para inhumarlo. Le dirigieron discursos muy profundos. Las ceremonias religiosas no tienen nada que envidiarles. Solo faltaba canonizarle.

Sea en la Cuba castrista o en la China post Mao, los gobiernos que han combatido la religión la han sustituido por la religión del estado.

Siempre me ha hecho gracia las personas que se han burlado de la religión y luego se quieren ir a Cuba a llorar entre banderas la muerte de Castro.

Más gracia me hacen los que se burlan de las religiones y sus ritos, y luego corren a un concierto de Bruce Springsteen, donde un cantante con una guitarra hace lo mismo que un sacerdote en su púlpito. La gente lo escucha y sigue sus movimientos. Unos encienden velas. Otros mecheros. Cantan, llegan al éxtasis y se van.

Hace pocos días, el ex presidente de Uruguay afirmó que los pueblos necesitan la religión. No lo decía porque él fuera muy creyente, sino porque al final se daba cuenta de que es algo innato a los seres humanos.

Cualquier persona que haya leído un par de libros de antropología se habrá dado cuenta de que hay algo muy poderoso: la tendencia de los seres humanos a crear significados a partir de realidades materiales. No sabemos si el mundo tiene sentido, pero se lo damos porque así nos parece mejor.

Damos sentido a las cosas, aunque no lo tengan. Cuando el carro fúnebre que llevaba las cenizas del dictador Castro se quedó parado en la calle, los soldados que los custodiaban tuvieron que empujarlo. Quizá solo fuera un error técnico, pero todos lo interpretamos como la imagen de ese régimen: está estropeado, no sirve y solo subsiste porque lo empujan unos cuantos locos.

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