OPINION

¿Por qué el gobierno de Venezuela retira billetes y habla de conspiración?

billetes cien
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Hace muchos años, el presidente de Venezuela Hugo Chávez le pidió al Banco Central de Venezuela que le diera 1.000 millones de dólares, pues pensaba destinarlos a la agricultura. El BCV los sacó de las reservas internacionales y se lo dio sin rechistar. El presidente del Banco Central no quería perder su puesto.

Según el economista venezolano José Toro Hardy, en ese momento el BCV perdió su autonomía y empezó la inflación que castiga a Venezuela.

La inflación tiene muchos detonantes pero uno de los más graves es cuando hay más dinero que productos. Si lanzásemos billetes sobre una ciudad periódicamente, todo el mundo se pondría a comprar: primero había un efecto de riqueza, pero luego, los comerciantes subirían los precios al ver que la gente sigue comprando.

Si llega otro avión soltando dinero, los habitantes superarían ese bache inflacionario comprando más, pero los comerciantes subirían de nuevo los precios porque se dan cuenta de que así ganan más. Esa ola es imparable hasta que los aviones dejan de soltar dinero.

Desde tiempos de Hugo Chávez, el gobierno ha roto con una de las reglas de la economía: el Banco Central de cada país tiene que ser lo más independiente posible porque si no, el gobierno empieza a echar mano de la caja, y se desata la inflación.

¿Cuánto dinero debe haber entonces? El justo para comprar los bienes y servicios que se producen, sin que suban los precios. Los bancos miden la cantidad de dinero y la producción de cada país con sus estadísticas, y fiándose sobre todo de la inflación, van soltando dinero por goteo. No de golpe.

La costumbre de los gobiernos chavistas ha sido sacar dinero del Banco Central en masa pensando que el país iba a tener el futuro asegurado con el petróleo.

Con ese dinero se pagaban pensiones, subidas a empleados públicos, se regalaban pisos y hasta se pagaba la electricidad de miles de familias.

Pero llegó un momento en que se gastaba más de lo que se ingresaba. Al gobierno le dio igual: siguió pidiendo dinero al Banco Central para financiar el agujero fiscal.

Así año tras año, el gobierno de Chávez alimentó la inflación. Entonces, cuando ya los venezolanos tenían que llevar los billetes con enormes carteras, Chávez decretó de un plumazo quitarle tres ceros a cada billete. Pensaba que quitando los ceros, mataba la inflación.

Cualquier economista sabe que eso no cura la inflación pues en el fondo el gobierno sigue imprimiendo billetes como si fueran donuts.

Pero lo insólito sucedió hace dos años: el petróleo que estaba en 110 dólares por barril cayó a menos de 40 en el plazo de unos meses. El gobierno se quedó sin la mitad de sus ingresos por el petróleo, pero siguió sacando dinero del BCE.

El resultado es que el bolívar es la moneda que menos vale del mundo. La inflación verdadera entre 2008 y 2015 supera el 2.250%.

Con una moneda tan depreciada, los venezolanos saben que cuando tienen dinero en efectivo deben gastarlo porque los precios suben de semana en semana. O bien, compran dólares. Y ya que no hay dólares en el mercado legal, los venezolanos van al mercado negro, parte del cual está en la frontera con Colombia y Brasil.

Se calcula que cada día pasan unos 30.000 venezolanos por esas fronteras. Pero sucede otra cosa curiosa: las mafias de especuladores adquieren esos bolívares, y luego entran en Venezuela para comprar productos subvencionados por el gobierno. Son productos a los que no se puede subir el precio y son de primera necesidad: café, harina, azúcar... Están realmente baratos.

Pero miren lo que pasa. Luego, las mafias recorren cientos de kilómetros hasta la frontera con Colombia y Brasil, y allí los ponen en venta al precio normal de Colombia o Brasil, que es más elevado.

Ese doble tráfico de salida de dinero y de productos está causado por la inflación. No por una conspiración internacional. Cuando el ser humano ve la oportunidad de ganar mucho dinero en poco tiempo, lo hace.

El resultado es que Venezuela no tiene productos básicos, no tiene billetes de 100 bolívares (los más altos), y no es capaz de detener la rueda de la inflación.

Y encima, el gobierno, para atajar toda esta locura, decide suspender de circulación los billetes de cien. Es como disparar a la inflación pensando que es una nube.

La gente corrió a los bancos a cambiar sus billetes, pero el gobierno no había surtido a los bancos del país con los nuevos billetes de 1.000, 5.000 y 20.000 bolívares, de modo que el caos ha sido de película de terror. Hubo saqueos, robos y hasta asesinaron a tres personas.

Maduro ha tenido que extender el tiempo para cambiar los billetes de cien hasta el 2 de enero. Eso revela el tipo de gobernante que tienen los venezolanos. Se trata de una persona que ignora las leyes más elementales de la economía, y que sigue echando la culpa a poderes internacionales por impedir el viaje en avión desde Europa de los nuevos billetes. La cadena chavista de televisión Telesur afirma que los aviones fueron desviados y retrasados. ¿Qué aviones? ¿Qué vuelos? ¿Qué compañía? Como siempre, el gobierno no ofrece datos precisos.

La compañía privada que imprime los billetes se llama La Rue. Es británica. A principios de este año dijo que el estado venezolano les debía más de 71 millones de dólares, según informó la agencia Bloomberg (pinchar aquí para leer la noticia). La sospecha (no comprobada) es que el gobierno de Maduro puede haber vuelto a fallar en sus pagos.

Si es así, eso significa que ni boicot a los aviones, ni conspiración internacional. Se llama gobernante inútil y moroso.

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