OPINION

Donald Trump envía su primer misil contra los dirigentes de Venezuela

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La mayor parte de los medios del planeta publican en estos días que el Departamento del Tesoro de EEUU acusa al vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami, de estar relacionado con redes de narcotráfico. Los medios de Venezuela apenas lo publican, o solo publican la versión del gobierno venezolano.

El Departamento del Tesoro ha puesto a Tareck El Aissami en la lista de sancionados por su "significativo papel en el narcotráfico internacional". Lo ha hecho después de una profunda investigación en la que aparecen empresarios y políticos venezolanos ligados al chavismo. Incluyen en la lista a los gobernadores Henry Rangel Silva, gobernador de Trujillo; Ramón Rodríguez Chacín, gobernador de Guárico, y a Hugo Carvajal, diputado. Y además a un empresario amigo de El Aissami llamado Samark José López Bello, que actuaría como colaborador y testaferro.

Estados Unidos quiere aplicarles una ley de 1999 por la cual les puede congelar activos, y prohibir a cualquier empresa norteamericana comerciar con las personas que aparezcan en la lista. Ya lo ha hecho.

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steve Mnuchin, afirmó que: “En este caso hemos bloqueado decenas de millones de dólares en activos, lo que tendrá un impacto muy grande".

EEUU dice que no es una medida contra el gobierno venezolano, sino contra personas del gobierno. Pero las palabras de Mnuchin revelaron lo contrario: "El Presidente Trump quiere mandar un mensaje al pueblo de Venezuela de que EEUU está con ellos."

El Aissami fue nombrado vicepresidente del país en enero de este año por Maduro. El plan era que si Maduro tenía que dejar el poder por un referéndum revocatorio, lo mejor era poner en su lugar a un tipo duro. El Aissami lo es.

La BBC recordaba que al poco de ser nombrado, calificó a sus rivales políticos como "derecha terrorista y criminal" y "burguesía apátrida", y que en Twitter ya había llamado "asesino" al líder opositor Henrique Capriles.

De origen sirio, su padre participó en el intento de golpe de Estado de Hugo Chávez en 1992 y fue detenido. Fue diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela, viceministro de Seguridad Ciudadana, ministro de Relaciones Interiores y Justicia y gobernador del estado Aragua. Su fracaso frente a la delincuencia fue patente. En 2011 fue nombrado vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Y ahora como vicepresidente, tiene también el cometido de organizar el 'comando antigolpe', pues cada vez corren más rumores de que esta vez el golpe se lo van a dar a ellos, a los chavistas.

Con las drogas, El Aissami tiene un historial contradictorio. Por una parte, cerró aeropuertos locales que servían de puntos de embarque de la droga, persiguió y detuvo a narcotraficantes y ha incautado toneladas de estupefacientes. Pero también aparece relacionado en varios casos como el de los sobrinos de Maduro, que intentaron meter drogas en EEUU. Si los sobrinos de Maduro intentaron meter droga en EEUU, solo era porque se sentían protegidos e impunes.

Pero lo más grave son las conexiones de El Aissami con grupos islamistas para los que, según The Wall Street Journal, ha creado redes financieras de soporte para darles cobijo, dinero y pasaportes.

No se sabe qué hay de política y qué hay de verdad en todo esto.

Pero con esta acusación, el chavismo y en especial su vicepresidente van a reaccionar como las ratas acorraladas: con más violencia aún. En aporrea.org, un medio chavista, apareció una declaración de El Aissami diciendo: "La verdad es invencible y veremos cómo se desvanecerá esta infame agresión. Ahora con más fuerza haremos irreversible nuestra Revolución".

Lo doloroso es que la noticia apenas ha aparecido en los medios venezolanos por temor a represalias. En otro país acusación contra el vicepresidente movería a la opinión pública a través de los medios; en Venezuela no funciona porque los medios están atados, controlados o amedrentados por el poder. Dan la versión del gobierno. El director del diario El Nacional –el único que queda independiente–, no puede volver a Venezuela porque está perseguido. Su delito: publicar la verdad.

Pero el gobierno no controla las redes sociales ni los chats. En los chats de WhatsApp aparecía el asunto hasta con textos copiados en inglés directamente de la prensa norteamericana. Y por supuesto, los venezolanos lo pueden ver en la CNN.

Ahora, falta saber cuál va a ser el próximo paso de Donald Trump contra el gobierno de Venezuela, un gobierno que ha toreado las leyes, a la asamblea y a las organizaciones internacionales, y que ahora está acusado de narcotráfico.

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