OPINION

Maduro salta de la sartén al fuego sin importarle que los venezolanos se frían en aceite

Captura de pantalla 2017-03-30 a las 22.01.09
Captura de pantalla 2017-03-30 a las 22.01.09

Hace 25 años, Alberto Fujimori era el presidente de Perú y pidió al parlamento poderes extraordinarios para gobernar. Al no concedérselos, Fujimori disolvió el Congreso y suspendió al Poder Judicial. Solo quedó el Poder Ejecutivo, él mismo. Se le denominó 'autogolpe' de Estado.

Para prevenir estas maniobras antidemocráticas, la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó en 2001 la Carta Democrática. Consiste en una serie de principios y obligaciones que deben cumplir todos los miembros para garantizar la democracia. La OEA está integrada por todos los países de ese continente, desde Canadá hasta Argentina.

Pero claro, no tenía sentido que formasen parte de la OEA los países no democráticos y por esa razón Cuba fue expulsada en 1962. Ahora se analiza el caso de Venezuela: la OEA quiere aplicar la Carta Democrática, lo cual significa pedir a Venezuela que respete los derechos humanos y la democracia. Si no lo hace, puede ser expulsada de la OEA.

Ser expulsada de la OEA no arruina la economía de un país, pero es un serio golpe a su imagen. Significa que ese país no es democrático.

Y ahora veamos la última movida del gobierno venezolano. Dado que Maduro controla al Tribunal Supremo, ha obligado a los jueces a despojar y suspender de su poder nada menos que a la Asamblea Nacional. Se ha cargado a la Asamblea. La ha disuelto.

Maduro lo hace porque la Asamblea ha apoyado las condenas de la OEA al régimen de Maduro. Para Maduro es alta traición. Por supuesto, Maduro no controla la Asamblea desde las últimas eleciones generales. La mayoría de la Asamblea es de la oposición.

Imaginen que el Congreso de ls Diputados español no aprueba las leyes de Rajoy, y este, enfadado, le pide al Constitucional que suspenda cualquier ley emanada del Congreso. Ridículo.

Pero en Venezuela, lo ridículo no hace reír a nadie porque el presidente Maduro es el poder. Todo el poder. Controla al Supremo y ahora quiere aplastar a la Asamblea, la cual representa a los venezolanos. El secretario general de la OEA lo ha calificado de 'autogolpe', como el de Fujimori. Es la frase que se exhibe en el portal de la OEA (foto de arriba).

Maduro además ha despojado a los diputados opositores de inmunidad parlamentaria. De modo que puede detener y encarcelar a quien proteste. Y es lo que ha hecho con varios diputados de la oposición.

Maduro ha saltado de la sartén al fuego, porque cada paso que da, le pone más lejos de la OEA, de la democracia, de los derechos humanos, y del sentido común. Pero es un animal acorralado y como tal solo tiene reacciones animales. Nada humanas.

Mientras tanto, los que se están friendo son los venezolanos. Maduro ha hundido económicamente al país. Le ha despojado de su industria. Ha anulado a las redes comerciales, y ha anulado al bolívar como divisa internacional. Y es incapaz de detener al hampa, que asesina a 30.000 personas al año. Más de los que mueren en un año en Siria, que está en guerra.

Los venezolanos salen por puñados del país. Son los nuevos refugiados, aunque no se les reconoce ese estatus. Y los que quedan, se acercan cada día a un desenlace que solo pueden adivinar los guionistas más truculentos de Hollywood.

(Estoy esperando que el la web de Podemos aparezca algo sobre este golpe de Estado, pero por ahora solo les preocupan los saharauis y algo de Palestina)

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