OPINION

Periodistas y taxistas, dos profesiones casi iguales ante las nuevas tecnologías

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Hay dos profesiones que se parecen mucho en este momento: la de periodista y la de taxista.

Voy a explicar por qué.

Las nuevas tecnologías han cambiado su vida por completo. Para los taxistas, las plataformas Uber y Cabyfy son una verdadera amenaza. Cualquier persona con vehículo puede ser taxista pues pone su coche en esta plataforma, y la gente le contacta por medio de una aplicación en el móvil. A los clientes les gusta porque es más barato.

Un taxista ha pagado por su licencia mucho dinero: entre 100.000 a 250.000 euros. Incluso más. Se la ha comprado a alguien que se jubila. Se va a pasar buena parte de su vida pagando esa licencia que cuesta como un piso o más. De hecho, pide un crédito para pagarla, Si sus clientes se le van a ahora a Uber porque es más barata, entonces no habrá forma de devolver esas deudas.

Los periodistas invertimos cinco años de nuestras vidas en obtener un título de periodista. Y dinero, por supuesto, la matrícula y lo que cueste la carrera en caso de que se estudie en una universidad privada. Luego, llena su vida de experiencias, entrevistas y reportajes, y vende ese conocimiento por escrito. Pues bien, ahora un chaval sin título abre un blog, se pone a hablar de cine y de repente todo el mundo le lee o le ve por YouTube, porque es muy ocurrente. Y gana dinero.

Los ingresos de los taxistas llevan en curva descendente desde hace años. Lo peor está por venir. Los coches con autonomía no necesitan nadie al volante. Según Elon Musk, padre de la nueva generación de coches eléctricos y autónomos, en pocos años el 100% de la gente tendrá un coche para alquilarlo a otros o compartirlo con su familia. No le hará falta conducir. ¿Taxistas? Una especie del pasado.

Los ingresos de los periodistas han caído un 40% dede 2008. Pero a ese hay que añadir que los periódicos de papel, nuestros taxis mediante los cuales la gente pagaba por leernos, está muriendo y dentro de poco serán cenizas. Sus sustitutos en internet son gratis: los lectores no quieren pagar por leer, pero las plataformas como Google, o Facebook sí ganan dinero, porque ponen anuncios por aquí y por allá.

El dinero que tendría que ir a los taxistas y a los periodistas, ahora va a las plataformas. Uber o Facebook. Bla Bla Car o Google. La tecnología ha modificado el modelo de negocio, haciendo prescindibles a los viejos trabajadores.

No importa la veteranía, conocerse las calles, dar conversación, saber los atajos... No importa haber vivido la Transición, haber entrevistado a Premios Nobel o haberse jugado el pellejo en una guerra. Los GPS y Wikipedia acaban con esos acumuladores de saber, con los veteranos.

A los periodistas y a los taxistas, solo les queda una cosa: agarrarse las manos y unirse. Y esperar lo que venga.

(El 3 de mayo se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa: el lema es, sin libertad de información, no es posible la democracia. El lema debería ser: sin profesionales, no hay información).

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