Imaginen ustedes que tienen una empresa, contratan trabajadores y tratan de sacar adelante sus productos o servicios. En el mundo, eso supone luchar contra la competencia, pagar impuestos, resistir a las alzas y bajas del mercado, exportar y someterse a las fluctuaciones de los tipos de cambio...Así es en la mayor parte de los países del mundo. Pero no en Venezuela. Lo que les sucede allí a los empresarios es demencial.-El presidente del país les insulta públicamente diciendo que están conspirando para destrozar la economía del país. Les tacha de estar al servicio de potencias extranjeras, y les acusa permanentemente de ser parte de la burguesía explotadora.-No tienen libertad para adquirir divisas para importar productos, repuestos o materia prima, sino que dependen de lo que le conceda el estado.-Cuando no les alcanzan las divisas que el gobierno les concede (dólares), los empresarios tienen que acudir al mercado paralelo para comprar esas materias primas.-Cada dólar en el mercado paralelo le cuesta al empresario 5.000 bolívares, mientras que cada dólar estatal (que no le alcanza) les cuesta 719 bolívares.-De vez en cuando, el gobierno decreta la subida del salario mínimo. En la última ocasión se aprobó una subida del 63%, lo cual supone subirle los costes laborales al empresario por esa cantidad, pero como la inflación es del 2.000%, no resuelve el problema del trabajador.-Periódicamente, los empresarios sufren asaltos en sus comercios, expolios en sus almacenes y saqueos de sus productos. Incluso, la Guardia Nacional participa en esos saqueos debido a la situación de hambre y desesperación que sufre el país.-Los empresarios se arriesgan a sufrir una nacionalización de sus empresas, como han sufrido empresas de alimentación, o empresas de energía o de distribución de productos agrícolas.-Si se trata de una empresa de productos de primera necesidad, el gobierno decreta un precio máximo. Como a los empresarios no les compensa esa cifra (pierden dinero), simplemente, tienen que cerrar la empresa.-Periódicamente, el gobierno envía inspectores para vigilar las empresas, lo cual significa que de forma arbitraria pueden ponerles multas, o fijar precios o enviarles a la cárcel.Ese es el gran resumen de lo que le está pasando a los empresarios venezolanos. ¿Y cómo reaccionan? Pues salen del país. Unos van a Colombia. Otros a España, donde intentan montar empresa. Y otros se van a EEUU o a cualquier parte del mundo donde puedan seguir emprendiendo.Es decir, en los últimos años, Venezuela ha ido desangrándose, pues ha perdido a buena parte de sus emprendedores. Seguirá perdiendo competitividad, a menos que alguien eche a esa casta de criminales que ahora dirige el país.(Si quieren conocer la realidad económica lean la página web del economista venezolano Pedro palma, pinchando aquí).
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