OPINION

Menos propaganda: la "fiesta de la democracia" tuvo algunos puntos oscuros

elecciones 1977
elecciones 1977

Cuarenta años después de las primeras elecciones de la democracia (junio de 1977), todos los informativos se han dedicado a recordar "la gran fiesta de la democracia". España dio un giro histórico. Muchas cosas cambiaron. Hoy, los españoles piensan que aquello valió la pena.

Pero no deja de ser sorprendente que cuarenta años después, seguimos hablando de aquellas elecciones cruciales con un tono propagandístico, como si necesitáramos creernos algo. No hace falta. Ya es hora de contar toda la verdad sin que tengamos que avergonzarnos de aquellas cosas que no fueron tan dignas de celebración.

La primera fue la economía. Se hundió. No se le puede achacar todo a la Transición, pero sí una buena parte. El impacto del precio del barril de petróleo, que en 1973 pasó de 3 a 12 dólares, acabó impactando en la economía. Nos quedamos sin divisas. Y empezó a subir de la gasolina, a lo que se unió la inestabilidad política.

Eso golpeó la inflación, que en los primeros años de la Transición llegó al 25%. Los trabajadores, para no perder poder adquisitivo, iban a la huelga para pedir aumentos, lo cual hacía girar la rueda inflacionaria aún más.

Y luego el paro.  En España era del 1,5% a principio de la década. Luego fue subiendo y en 1981 ya llegaba al 15% de la población activa. El país era un maremagnum de huelgas, de lock out (empresarios que cerraban sus empresas), y de huida de capitales. Una de las cosas que más salía en las viñetas de los periódicos satíricos eran los maletines de dinero que volaban a Suiza.

La productividad del país se derrumbó. Se calcula que de 1975 a 1985 se perdieron un billón de pesetas de entonces. Miguel Boyer, que fue superministro de Economía, afirmó que España tardó diez años en recuperarse, más de lo que hemos tardado desde la crisis de 2008. Quebraban empresas y cooperativas de viviendas como si fueran de cristal.

A eso se añadió algo peor. ETA. La banda terrorista no entendió el lenguaje de la democracia porque para ellos era un medio. Sus fines eran otros. Asesinaron, secuestraron y extorsionaron a mucha gente. En 1980 llegó a asesinar a cerca de 100 personas. Militares, políticos, empresarios...

Los militares no se iban a quedar quietos. Los mismos que habían ganado la Guerra Civil ahora caían porque el gobierno –los políticos– no sabían cómo defenderles, a pesar de los servicios secretos. En 1981 intentaron dar un golpe de estado.

Lo increíble es que este país aguantó. Eso fue lo verdaderamente admirable. A pesar de todo, los españoles se fueron recuperando porque es un país más fuerte de lo que los propios españoles imaginan. Eso es lo que hay que celebrar.

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