OPINION

Localizan al ideólogo que instiga los ataques contra el turismo de masas

pegatina turismo
pegatina turismo

De la noche a la mañana, el turismo de masas se ha convertido en noticia porque grupos radicales ya no se contentan con criticarlo sino que ahora realizan acciones violentas: pinchan ruedas de bicicletas de alquiler, tapan con silicona cerraduras de empresas turísticas y hacen pintadas que dicen: "Fuera turistas".

No les gustan que masas de turistas invadan las calles y deterioren la vida de la ciudad. Ni cruceros, ni alquileres de bicicletas, ni apartamentos turísticos, ni airbnb... Ese turismo es el nuevo enemigo del pueblo.

Hace poco se ha podido localizar al ideólogo que está detrás de los ataques. En un panfleto, escribió esto:Las ciudades están llenas de gente. Las casas, llenas de inquilinos. Los hoteles, llenos de huéspedes. Los trenes, llenos de viajeros. Los cafés, llenos de consumidores. Los paseos, llenos de transeúntes. Las salas de los médicos famosos, llenas de enfermos. Los espectáculos, como no sean muy extemporáneos, llenos de espectadores. Las playas, llenas de bañistas. Lo que antes no solía ser problema empieza a serlo casi de continuo: encontrar sitio.

El párrafo anterior lo he sacado de La rebelión de las masas, el libro más impactante del pensador liberal-conservador español José Ortega y Gasset. Lo escribió en 1930, es decir, hace 87 años. ¿Cómo es que no lo vimos venir?

El filósofo analizaba la cuestión a fondo. ¿Qué está pasando ahora que no pasaba antes?El teatro tiene sus localidades para que se ocupen; por lo tanto, para que la sala esté llena. Y lo mismo los asientos del ferrocarril, y sus cuartos el hotel. Sí; no tiene duda. Pero el hecho es que antes ninguno de estos establecimientos y vehículos solían estar llenos, y ahora rebosan, queda fuera gente afanosa de usufructuarlos. Aunque el hecho sea lógico, natural, no puede desconocerse que antes no acontecía y ahora sí; por lo tanto, que ha habido un cambio, una innovación, la cual justifica, por lo menos en el primer momento, nuestra sorpresa.

La sorpresa no es que la gente llegara, sino que la gente desbordaba todo. Y eso era porque habíamos entrado en la era de las masas. ¿Cómo era el hombre masa?Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo —en bien o en mal— por razones especiales, sino que se siente “como todo el mundo” y, sin embargo, no se angustia, al sentirse idéntico a los demás.

Las masas asediaban y desplazaban de la vida política, social y económica a la minoría selecta. Ese era el problema de nuestra época, según Ortega. El hombre-masa contra el hombre refinado e inteligente.

Lo que nunca imaginaría Ortega es que un grupo radical, de izquierdas, proletario y antielitista, sea el que ahora esté protestando contra la cultura de las masas.

Como diría Ortega con sus latinazgos: Nec nostri saeculi est. Es el espíritu de nuestros tiempos.

Mostrar comentarios