OPINION

La última posverdad: mantener al Barça en la Liga dentro de una España sin Cataluña

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Gerard Esteva, el presidente de la Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña y del Comité Olímpico Catalán, afirmó que "en una Cataluña independiente, el Barça tendría la suerte de poder elegir en qué Liga jugar".

La frase no tiene sentido porque si el Barça se ve privado de jugar en la Liga, sería consecuencia de la decisión de los políticos de Cataluña de independizarse. Mantenerse en la Liga sería una contradicción de ellos. No del resto del país ni de la Liga de Fútbol Profesional.

O dicho de otro modo, si los soberanistas quieren una Cataluña independiente, es porque no quieren seguir dentro de España. Por eso, Javier Tebas, actual presidente de la LFP, ha dicho que los clubes de Cataluña no podrían jugar la liga española.

Llevar la guerra independentista al deporte parece un poco frívolo, y quizá lo sea, pero es un arma muy poderosa para destacar las falsedades de los independentistas. En su campaña de propaganda, tratan de convencer a los catalanes de que seguirían en la UE, en el euro y de que no habrá consecuencias económicas negativas, sino positivas.

Supongamos que es así.

Pero lo que no podrán hacer nunca es convencer a un amante del fútbol español de que se puede estar fuera del país, y participar en la Liga nacional del país.

Es como si el Barça, que no pertenece a ningún estado alemán, dijera: "Quisiera participar en la Liga alemana".

Los electores catalanes no son expertos en economía, en euro, en PIB o en balanza de pagos. Pero si algo saben es de fútbol y esa no se la tragan.

Todas estas mentiras son pronunciadas por personas puestas en instituciones catalanas para cumplir una misión de comedora del cerebro. Es la última posverdad, un término de moda que será aceptado a finales de año por la Academia de la Lengua y que ha sido definido así por su presidente: aquella información o aseveración que no se basa en hechos objetivos, "sino que apela a las emociones, creencias o deseos del público".

Los portavoces políticos catalanes se quieren aprovechar de las emociones de los catalanes para mentir y desvirtuar la realidad.

Si en esta época estamos hablando de posverdad, la que fabrican algunos portavoces se puede calificar de pos-verdad plus.

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