OPINION

Balas mágicas, sangre artificial y otros fregados de la DARPA

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DARPA, la Agencia de Proyectos para la Investigación Avanzada de la Defensa, brazo científico del Pentágono, vio la luz en 1958, coincidiendo con el lanzamiento del Sputnik soviético. En estos 52 años, su fin continúa siendo el de mantener a EEUU tecnologicamenter líder en el campo de batalla.

Oficialmente, DARPA tiene un presupuesto anual de unos 2.000 millones de dólares. Pero extraoficialmente los proyectos de alto secreto podrían engordar esta cifra voluminosamente. Estas son algunas de las tecnologías que más centran su atención, tanto en recursos como en coste:

La bala autoguiada

Hace una semana, Teledyne Technologies firmó un contrato de 45 millones de $ con DARPA para diseñar una bala calibre 50 que pueda alcanzar blancos en movimiento, para dar cuenta de los enemigos en base a los vientos cruzados, la densidad del aire y el desplazamiento del objetivo.

Es parte de la próxima etapa del proyecto EXtreme ACcuracy Tasked Ordnance iniciado en 2007 para dotar a los militares de lo que el presidente de Teledyne, Robert Mehrabian, denomina como "armas guiadas de ultra-alta precisión”. Teledyne tiene que entregar sus balas prototipo en septiembre 2012.

¿Por qué?: DARPA cree que puede mejorar el rago de tiro de los francotiradores americanos para "ofrecer una nueva capacidad dramática al ejercito de EE.UU. ". Al igual que las "bombas inteligentes" cambiaron la forma de hacer la guerra desde el cielo, las "balas inteligentes" podría llegar a tener un impacto similar.

El flying-humvee

En septiembre se otorgó un contrato de 3 millones de $ a AAI Corporation, con base en Maryland, para comenzar las pruebas de este avión-humvee-helicóptero. También la californiana Pratt & Whitney Rocketdyne, que fabrica motores para aviones de combate de la Fuerza Aérea, recibió 1 millón de dólares de la DARPA para que ofreciera un diseño de motor que pudiera impulsar el super-híbrido.

La agencia les ha dado sólo tres requerimientos: el Humvee debe despegar y aterrizar en vertical, permanecer en el aire 250 millas sin repostar (con una altitud de hasta los 3.000 metros) y transportar carga de hasta media tonelada, que es lo que pesarán los soldados y sus artes. Y que funcione con diesel.

Seis empresas tiene contratos para la primera fase, que dura 12 meses, como Lockheed Martin, que son los principales integradores de sistemas. Para 2015 quieren ver al Humvee dando brincos.

¿Por qué?: Puede parecer un camión de juguete de GI Joe, pero el Pentágono se ha tomado muy en serio el desarrollo de un Humvee que vuele, que sea capaz de llevar a cabo una amplia gama de misiones: desde lanzar una lluvia de plomo sobre el enemigo a transportar a los soldados heridos de un campo de batalla. Algunos críticos lo asimilan al DeLorean de Marty McFly subido de esteroides.

Pilas AAA como un grano de SAAAL (gorda)

Jim Chang, un ingeniero de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), está diseñando un nuevo electrolito que posibilitaría fabricar baterías tan pequeñas como un grano de sal. El sistema se basa en capas bien ordenadas de micro-pilares o nano-cables de un átomo de grosor, que se rocían sobre una superficie para ir creciendo. La investigación está financiada por la DARPA y su fin es el desarrollo de baterías para maquinaria a escala nanométrica.

La investigación todavía está en sus primeras etapas, aunque ya se han fabricado otros componentes de las baterías, como unos electrodos diminutos; sin embargo todavía no se han se han reunido ni integrado todos los elemento para formar una pila plenamente funcional

¿Por qué?: El desarrollo de dispositivos a nano escala como vehículos no tripulados continúa avanzando, al igual que lo hace la necesidad de un método igualmente pequeño de suministrarles energía. No tiene mucho sentido fabricar un micro vehículo aéreo de vigilancia del tamaño de una mosca, por ejemplo, si requiere una batería de teléfono para poder volar.

El control de la mente

William Tyler, un neurólogo de la Universidad Estatal de Arizona, ha estado trabajando con la financiación del Laboratorio de Investigación del Ejército durante años en una especie de método no invasivo para la estimulación cerebral de las tropas.

Ese trabajo de neurotecnología llamó la atención de la DARPA, que le pidio que desarrollara una especie de “mando a distancia de la actividad cerebral que funcione con ultrasonidos”. Se trata de engañar a los cerebros de los soldados, estimulando las áreas de su cabeza que regulan el estado de alerta y el dolor, así como el bienestar psíquico. Los científicos quieren hacerlo todo desde el exterior, sin nada de cirugía, gracias a un aparato instalado dentro de los cascos de las tropas.

¿Por qué?: El uso de un dispositivo de ultrasonidos para estimulan las diferentes regiones del cerebro, para así aumentar la vigilancia, aliviar el estrés, olvidar el dolor y “protegerlos contra las lesiones traumáticas de la mente”, permitiría evitar que cientos de soldados acabaran en el psiquiátrico castrense cada año.

La sangre artificial

Después de las balas y de la cabeza, la DARPA tiene muy claro qué es lo tercero que nunca debe agotarse en el campo de batalla: la sangre para curar a sus soldados. En 2008 DARPA lanzó un proyecto que buscaba encontrar un tipo de sangre sintética que pudiera ser universalmente aceptada por cualquier grupo sanguineo, que sería fabricada a través de un proceso conocido como "blood pharming”, un método de ingeniería genética que permite a un generar grandes cantidades de glóbulos rojos, a partir de células madre hematopoyéticas obtenidas de cordones umbilicales descartados.

La empresa de biotecnología Arteriocyte recibió 2 millones de dólares para lograrlo y, dos años después, ha brotado de su cordón umbilical las primeras 20 muestras de sangre sintética, con un coste de alrededor de 5,000 $ por unidad, que acaban de mandar a la FDA para su aprobación. Creen que con una mayor producción, podrían reducir el coste hasta los 1.000 $ por bolsa.

¿Por qué?: Una sangre sintética barata y fácilmente disponible sería muy atractiva no sólo para los soldados estadounidenses en el campo de batalla, sino también para pacientes civiles de todo el mundo, particularmente en las naciones en desarrollo donde la donación es simplemente una utopía.

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