Ahora sí que podremos ver Toronto entero

"¿Qué se ve desde la torre de comunicaciones de Toronto? Torontontero”. El chiste no tiene ninguna gracia en inglés (lo sé porque lo he intentado contar) pero anima cualquier mesa aburrida en una boda hispanohablada. Y lo traigo a colación porque el famoso pirulí de Toronto -que fue durante décadas el edificio más alto del mundo y que dentro de poco va a parecer un chalet unifamiliar- ofrece a partir del próximo mes de julio una insólita atracción: un paseo por su cúpula, como puede verse en la foto.

Se trata, efectivamente, de colgarse de un arnés y darse una vuelta por el anillo exterior de la cabina principal de la torre, situada a 360 metros de altura. Los participantes estarán colgados de un raíl por la espalda y caminarán por un estrecho borde de 1,5 metros, sin asideros en los que agarrarse. Los grupos lo formarán seis clientes y un guía y duran en torno a hora y media, media hora al aire libre.

La empresa que organiza la atracción ya ha realizado acciones similares en Nueva Zelanda, aunque a la mitad de altura, a la del Pirulí madrileño, más o menos. Según cuenta el responsable de la misma en Globe & Mail no se saldrá al aire libre sólo si hace mucho frío o mucho viento.

La nueva atracción –cuyas entradas ya pueden comprarse aquí por 175 dólares canadienses, que no es dinero- es una celebración del 35 aniversario de la torre y, por qué no decirlo, una manera más de hacer caja para la mole canadiense. No es un secreto que una nada desdeñable tajada de los ingresos de los nuevos rascacielos vienen de las visitas de los turistas.

Los que se apunten a la atracción de Toronto pueden hacerse una idea meridiana de la última sensación que tuvo el suicida de Burj Jalifa de Dubai, que “estrenó” la torre más alta del mundo. El hombre se lanzó desde el piso 147, a 828 metros de altura, y cayó en la terraza del 108. De haber llegado al suelo hubiera tardado 11 segundos, por si te interesa tan macabro dato.

Visto en Globe & Mail.