OPINION

El Telescopio Subaru capta las supernovas más antiguas y distantes jamás observadas

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Un equipo de astrónomos japoneses, israelíes y norteamericanos han utilizado el Telescopio nipón Subaru, situado en Hawai, en la cima del volcán extinto Mauna Kea (4.205 m), para descubrir la mayor muestra jamás encontrada de explosiones de las estrellas más distantes de nuestro planeta, que emitieron su luz alrededor de hace diez mil millones de años, mucho antes de que se formara la Tierra.

El proyecto ha sido capitaneado por investigadores de la Universidad de Tel Aviv, que han descubierto un número récord de supernovas en el Campo Profundo observado por el Subaru, que se extiende por un área del cielo similar al cubierto por una luna llena. De las 150 supernovas detectadas, 12 fueron de las más lejanas y antiguas de las que se tiene registro.

Mirar tan hacia atrás en el tiempo requiere un análisis a grandes distancias, lo que significa que incluso las explosiones brillantes son muy débiles y difíciles de detectar. Para superar este obstáculo, el equipo internacional se aprovechó de una combinación de los activos del telescopio reflector Subaru: su gran poder de captación de luz gracias a su gran espejo primario de 8,2 metros de diámetro, la nitidez de sus imágenes y el amplio campo de visión de su cámara de foco primario.

En cuatro ocasiones distintas apuntaron el telescopio Subaru hacia su Campo Profundo. Al "mirar" con el telescopio en el mismo campo, permiten que la débil luz de las galaxias y supernovas más distantes se acumule durante varias noches a la vez, formando así una exposición muy larga y profunda del campo. En el transcurso de las observaciones, el equipo identificó 150 nuevas supernovas, incluyendo una docena que se encuentran entre las más lejanas y antiguas que se han observado.

El análisis de los datos mostró que las supernovas son del tipo "termonuclear" y que estallaban alrededor de cinco veces más frecuentemente en el universo temprano, de unos diez mil millones de años, que en la actualidad. Las supernovas termonucleares, a menudo se llama supernovas tipo Ia, se originan cuando una enana blanca acumula material procedente de una estrella compañera hasta alcanzar una masa crítica, lo que la lleva a experimentar una explosión termonuclear que detona toda su masa de forma catastrófica.

Las explosiones arrojan estos elementos en el espacio interestelar, donde sirven como materia prima para las nuevas generaciones de estrellas y planetas. Por lo tanto, los átomos de nuestros cuerpos, como los átomos de calcio en los huesos o los átomos de hierro en nuestra sangre, fueron creados en las supernovas.

Las 150 supernovas descubiertas. Pinchar para ver más grande.

Mediante el seguimiento de la frecuencia y los tipos de explosiones a través del tiempo cósmico, los astrónomos pueden reconstruir la historia del universo desde la creación de los elementos, a partir de la mezcla normal de hidrógeno y helio que existió durante los primeros mil millones de años después del Big Bang, hasta la elemental riqueza que vemos hoy.

Estas explosiones también son muy importantes porque han servido como indicadores de las distancia cósmica para los astrónomos, al actuar como “faros” de posición. Durante la última década han revelado que la expansión del universo, en el que todas las galaxias se alejan unas de otras, se está acelerando bajo la influencia de la misteriosa energía oscura.

Precisamente ayer, la Real Academia Sueca de Ciencias decidió galardonar con el Premio Nobel de Física 2011 a Saul Perlmutter, por un lado, y a los también estadounidenses, Brian P. Schmidt y Adam G. Riess, por otro, "por el descubrimiento de la expansión cada vez más rápida del universo mediante la observación de lejanas supernovas".

Saul Perlmutter recibiendo "la llamada" de la Academia Sueca.

*La investigación y el descubrimiento de estas supernovas, que aparece en la revista Monthly Notices de la Royal Astronomical Society de este mes, se llevó a cabo en colaboración con los equipos de una serie de instituciones japonesas y americanas, entre ellas la Universidad de Tokio, la Universidad de Kyoto, la Universidad de California Berkeley y del Lawrence Berkeley National Laboratory.

Vía: Eureka Alert

Fotos: National Astronomical Observatory of Japan

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