OPINION

La extraña máquina de partos por fuerza centrífuga

¿Te imaginas como sería la natalidad hoy en día si los partos se hicieran en un tiovivo? Pues hubo un tiempo en que no estuvieron muy lejos de intentarlo. La imagen que encabeza este post corresponde a una patente fechada el 9 de noviembre de 1965 titulada “apparatus for facilitating the birth of a child by centrifugal force” y ilustra precisamente eso, una máquina para facilitar el parto ayudándose de la fuerza centrífuga para restar tensión a los músculos de la madre.

Por aquel entonces ya se sabía que, debido a las condiciones anatómicas naturales, el feto necesita la aplicación de una fuerza propulsora considerable que viene por la constricción de los músculos de la madre, para contrarrestar la presión atmosférica que se opone a la aparición del niño en este valle de lágrimas.

El propósito principal de esta invención era proporcionar un aparato que ayudará a la mujer a parir mediante la creación de una fuerza centrífuga uniformemente distribuida, que actuara al unísono con los suplementos que ofrece el equipo médico y los propios esfuerzos de empuje que vienen de parte de la parturienta.

Este aparato giratorio era capaz de someter a la madre y al feto a una fuerza centrífuga dirigida para facilitar la entrega del niño en los brazos de la matrona. Y, básicamente, se parece a una cruz de sufrimiento similar a las camillas de los condenados a muerte, que ata a la madre con correas y gira a una velocidad constante. Para recepcionar el balón en que podría convertirse el neonato se adjunta una red que se coloca en las piernas de la mujer a modo de canasta.

Y, para más inri, su inventor justificaba su uso con la siguiente teoría: “En el caso de una mujer que tiene un sistema muscular completamente desarrollado y ha tenido un amplio esfuerzo físico durante todo el embarazo, como es común con todos los pueblos más primitivos, la naturaleza proporciona todo el equipo necesario y el poder de tener un parto normal y rápido. Este no es el caso, sin embargo, con las mujeres del mundo civilizado, que a menudo no tienen la oportunidad de desarrollar los músculos necesarios para el alumbramiento”.

Por supuesto, la máquina nunca llegó a comercializarse, ya que era probable que surgieran algunos problemillas desde el principio, como por ejemplo el coste de adquisición por parte de un hospital de semejante mamotreto, sin mencionar la cantidad de espacio necesario para albergar el sistema giratorio.

Sin embargo, aunque no saliera adelante, la idea permanecerá en los anales de la ofician de patentes norteamericana como una obra de George B. Blonsky y Charlotte E. Blonsky, una pareja de la cual desconocemos su descendencia, pero de la que sí sabemos que se inspiró en el difícil parto de una elefanta para llevar a cabo la idea.

Vía Google PatentInventor Spot

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