OPINION

Cuando la ingeniería roza el arte: la asombrosa barrera contra el viento de Rozenburg

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Estamos acostumbrados a ver barreras contra el viento en las carreteras, pero no tanto en otras vías de comunicación como son los canales de navegación. Este es el caso de la excepcional protección que jalona el Canal de Caland cerca de Rotterdam, que permite a los barcos pasar desde el Mar del Norte al puerto industrial de Brittaniehaven.

Construido a finales de 1960, corre paralelo al gran canal de Nieuwe Waterweg y sirve como un acceso para buques de gran calado, en particular, para los buques graneleros y petroleros de crecientes dimensiones que empezaban a arribar al área industrial del puerto de Rotterdam, el más grande de Europa.

El estrecho canal, sin embargo, era cada vez más difícil de navegar con vientos fuertes, especialmente en torno al estrecho puente móvil de Calandbrug, por lo que era necesario amortiguar las rachas para evitar que las difíciles maniobras ralentizaran el tráfico marítimo. Para colmo, si no es el viento puede ser la mala mano de un operario el que haga ciertamente peligroso este paso, como ocurrió en 2010, cuando se bajó el puente demasiado pronto encima de un carguero.

http://youtu.be/LMVXITq9ccM

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A mediados de la década de 1980, el arquitecto Martin Strujis y el artista Frans de Wit fueron los encargados de crear una enorme barrera que evitara estos problemas con el viento, algo que a la vez fuera estéticamente atractivo y eficaz para garantizar la conservación de la belleza natural del canal y de su entorno local.

Y el resultado de su esfuerzo tomó el nombre de Rozenburg Windwall, la barrera contra el viento de Rozenburg, una impresionante obra de ingeniería que se ha transformado en una gran instalación de arte a gran escala, con nada menos que 125 enormes losas de hormigón de 18 metros de ancho y 25 metros de altura, que extienden su particular patrón a lo largo de una longitud de 1,75 kilómetros.

Sin embargo, no todas las losas son de las mismas dimensiones ni de la misma curvatura, ya que según uno progresa hacia el puente de Calandbrug la barrera se reduce sustancialmente al aprovechar los taludes del terreno para disminuir la sección de las placas.

Todo ello se traduce en una reducción efectiva de las interferencias del viento en un 75%, un porcentaje muy alto que se ha traducido en mejores operaciones de transporte marítimo en el Canal de Caland, haciendo la navegación de sus aguas una de las experiencias más asombrosas que un capitán de marina mercante pueda experimentar.

Fuentes: Marinesight y Ultramar . Fotos de Flickr

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