OPINION

Un parque marino ofrece la oportunidad única de "dar la mano" a las nutrias

nutrias3 (1)
nutrias3 (1)

Existen pocos integrantes del reino animal que coincidan con el nivel de ternura que ofrece la humilde nutria, esos pequeños animales que flotan de espalda, se ponen la comida en la barriga e, incluso, duermen agarradas de sus patas. En el Parque Marino Keikyu Aburatsubo en Miura (Japón) ha decidido que no hay nada más apropiado para experimentar el sentimiento delicado que ofrecen estos mustélidos que permitir un buen saludo con ellos.

En este caso sería un “apretón de dedo”, porque se trata de nutrias asiáticas de garra pequeña, procedentes de las regiones costeras del sudeste asiático y que son las más pequeñas del mundo. Se puede sentir su tacto en una reciente exposición sobre estos animales donde han instalado diversos agujeros en el recubrimiento de su tanque-hábitat para que los visitantes puedan interactuar a través de ellos.

Primero se atrae la nutria con gran aroma de pescado (hecho con eperlano o capellanes, su comida favorita) hasta que se acercan al vidrio, por donde extienden su pequeña garra y cogen el dedo del visitante. Es un poco como visitar a las nutrias en su prisión de cautiverio, pero permitiendo un pequeño bis a bis con contacto físico.

Aunque más allá de la novedad sensorial y del peligro de algún que otro bocado...¿por qué es única esta sensación de cogerse de la mano con una nutria? Las nutrias marinas son unos animales sorprendentemente inteligentes, tanto que se les atribuye incluso el uso de herramientas, pues es común que tomen una piedra del fondo del mar y, nadando boca arriba, la colocan sobre su pecho y golpean los mejillones o moluscos hasta partirlos.

Junto con los primates, los delfines y los humanos, son los únicos mamíferos capaces de utilizar algún tipo de “herramienta” para lograr sus objetivos. Cuando no están comiendo o aseándose (son animales a los que les gusta mucho acicalarse con sus patas), las nutrias duermen.

A veces se envuelven en algas como si fueran mantas para estar más calentitas; o, incluso, se dan “la mano”, simplemente para evitar que el grupo se desintegre y la corriente les lleve demasiado lejos de sus congéneres.

Se sienten así más seguras a la hora de cerrar los ojos. Este gesto natural sin duda, acerca a las nutrias y los humanos más de lo que nos pensamos, pues rompe las barreras de cristal interespecies con un cordial "apretón de manos".

Vía: Japan Today

Mostrar comentarios