En la interactuación de los sprays de pintura con las paredes de los edificios surgen tres grandes categorías: pintarrajos, graffitis y las obras de arte de Bansky. Pero los espíritus insensibles no hacen distingos entre los tres. Un equipo de voluntarios de este pelaje ha borrado un graffiti de Bansky en Glastonbury, con la leyenda "La inmigración no es un delito" y valorado por las propias autoridades en 5.000 libras.
El bienintencionado equipo formaba parte de un plan del ayuntamiento para limpiar la zona de graffitis, como admitió la propia autoridad, que entonó un mea culpa: "Si hemos cometido un error, levantamos la mano y decimos lo siento". Más pragmático, el propietario de la pared está examinando si el graffti estaba cubierto por el seguro.
Visto en Nada que hacer con Arbroath
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