OPINION

Epidemia de halitosis en Japón por culpa de la crisis

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Ichiro Saito, un profesor de odontología en la Universidad de Tsurumi, ha alertado a las autoridades sanitarias niponas sobre un aumento dramático en el número de personas que sufren halitosis. Más concretamente, cifra en 30 millones de personas las afectadas por el "síndrome de la boca como una alpargata" (dry mouth).

Según el profesor Ichiro, los sinsabores de la crisis están haciendo mella en los empleados estresados, sobre los que pende la espada de Damocles del paro. La boca humana secreta 1,5 litros de saliva al día, una respuesta que está controlada por el sistema nervioso. El estrés provocado por un jefe cabroncete, esos informes trimestrales que nunca llegan o, por la competitividad laboral intrínseca al carácter nipón, hacen que el empleado esté de los nervios, inhibiendo la secreción de saliva.

Boca seca significa boca sucia, desarrollándose el típico mal olor halitósico (aquí, en España, "te canta el pozo como a Clark Gable"). En un reciente libro sobre la denuncia, el profesor sugiere a los empleados masticar chicle, llevar una botella de agua para mantener la boca lubricada y lavarse los piños con regularidad, sin compartir cepillo.

También, como en la aduana, quitarse de tabaco, café, ajo y alcohol, las piedras angulares de todo nutritivo desayuno laboral.

En un estudio sobre adultos con halitosis dirigido por Peter Moses, estudiante de la Escuela de Odontología de la State University of New York, se demostró que lavarse los dientes dos veces al día con un dentífrico con triclosán soluciona el problema. El triclosán es un agente antibacteriano que se usa en los desodorantes y jabones y que se carga con garbo a las Solobacterium moorei, que así se llama las bacterias responsable del mal aliento crónico o halitosis.

Pero, según Peter Moses, el problema va más allá. "El temor a la halitosis a veces es tan grande que hasta el 25% de las personas que dicen tener mal aliento no lo tiene. De hecho, la "halitofobia" está relacionada con los trastornos obsesivos compulsivos y hasta provoca suicidios".

Para los que realmente tengan la boca no muy católica, desde Strambotic recomendamos combinar el doble cepillado diario con un suave rociado de Mother Teresa Breath Mist, un spray que purga los demonios del mal aliento con dedicación abnegada.

Si la Madre Teresa no puede con ello...es que nadie más podrá.

Vía Telegraph

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