OPINION

8888, la matrícula de la buena (o mala) suerte

chinos1
chinos1

Ya saben lo que les gusta a los chinos el número 8, el dígito de la fortuna por excelencia en su supersticiosa cultura. Tanto que, en abril del año pasado, un ciudadano guardó cola durante tres días para conseguir que la matrícula de su automóvil luciera los cuatro ochos mágicos.

Sentado pacientemente ante el centro de registro de vehículos de Beijing, aguantó su turno para ser el primero en solicitar la nueva matrícula, la primera de un programa de personalización de placas abandonado por la capital china en 2002 y recuperado el año pasado.

Sin embargo, nuestro paciente pequinés no consiguió su objetivo; lo que se llevó fue una somanta de palos por parte de 4 mafiosos, que habían sido contratados para quitarle el sitio y hacerse con la preciada numeración.

El cabecilla, identificado sólo como Xu, había pagado a cuatro cómplices 10.000 yuanes (1.500 dólares) para ponerse los primeros a guardar la máquina, lo que no sentó nada bien al pequinés que llevaba allí tres días. Zanjaron la discusión con, digámoslo claro, una apaleamiento en toda regla, golpiza por la que ahora han sido condenados a indemnizar a la víctima con 8.000 dólares (con 8 de suerte).

El sistema de matriculación anterior fue cambiado por las grandes subastas que se organizaban con las matrículas, que eran emitidas de manera aleatoria. En un país donde 100 mil personas mueren en accidentes de tráfico cada año, se considera que una placa con terminación en 4 es de muy mal augurio, es como llevar escrito MUERTE en el maletero.

Por el contrario, una matrícula rebosante de ochos presagia buena fortuna. Reacios a dejar la posesión de una matrícula a la suerte del bombo, muchas personas trataron de comprarlas, para asegurarse una póliza sobrenatural a todo riesgo. O, sencillamente, para ostentar de su riqueza.

Y es que una placa de dicho estátus también daba poder. En diciembre de 2003, una mujer en la ciudad de Harbin atropelló y mató a un campesino que había rayado su Mercedes con un carrito. La mujer evitó los cargos gracias a los contactos gubernamentales, debido a que su automóvil tenía una matrícula de circulación de las caras.

Algunos padres de familia bien también se negaban a permitir que sus hijos subieran a taxis con matrículas "de mal fario y ochos" cuando sus retoños se dirigían a hacer los exámenes.

Así que, cuantos más ochos, más suerte. Como lo aviones no pueden llevar matrícula oficial, la compañía Sichuan Airlines se ideó una buena fórmula para también tener fortuna en sus vuelos: en una subasta oficial de números de teléfono, compró el 8888-8888 para convertirlo en el número de atención al cliente. Pagó casi 300.000 $, sin duda, el número telefónico más caro del mundo.

Vía BBC News

Mostrar comentarios