OPINION

Grand Theft Childhood: La sorprendente verdad sobre los videojuegos violentos

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Nunca el final de un juego fue tan real como el que sufrió un adolescente de 14 años de Roxbury (Boston), cuya madre estaba tan exasperada con su vicio consolero que llamó a la policía para denunciar su actitud. La gota que colmó el vaso de Angela Mejía cayó a las 2:30 am del sábado, cuando se despertó en medio de la noche y vio luz en el dormitorio del chaval, cuando horas antes le había dicho que se fuera a la cama.

El hijo de Mejía, uno de los cuatro que la mujer cría sola, estaba jugando al "Grand Theft Auto", un videojuego en el cual el jugador asume el papel de un pandillero en escalada criminal. La reacción de la señora Mejía consistió en desconectar la PlayStation de un tirón de cable para dirigirse al teléfono y marcar el 911.

La policía respondió y logró hablar con el niño para que se fuera a dormir y no volviera a conectar la consola. "A veces me dan ganas de huir, también", afirma la señora Mejía, con lágrimas en los ojos. "Tengo el apoyo de mi iglesia, pero estoy sola. Quiero ayudar a mi hijo, pero no puedo encontrar el camino".

Posiblemente el camino esté en el libro "Grand Theft Childhood: La sorprendente verdad sobre los video-juegos violentos y qué pueden hacer los padres", que publicó en 2008 el ganador de un Premio Emmy Lawrence Kutner. "Claramente, es una situación muy, muy rara que alguien llame a la policía. Pero su reacción me dice más acerca de su nivel de frustración que otra cosa", sopesa el documentalista.

En contraste con estudios anteriores que se centran en los posibles efectos nocivos de la violencia del juego y su enlace con la violencia en la vida real, los autores del libro (Kutner comparte tapa con la psicóloga Cheryl K. Olson) tienen una visión más matizada de cómo los videojuegos influyen en los adolescentes.

Los autores describieron sus resultados entre "alentadores y, a veces, inquietantes." A medida que se revisaron sus datos, así como los informes de otros investigadores, llegaron a la conclusión de que los padres, los políticos, y los defensores de los niños probablemente se preocupan demasiado por los videojuegos, y muy poco por otros efectos más sutiles y complejos que son mucho más propensos a afectar a nuestros hijos.

De hecho, estos estudios ponen por detrás de los videojuegos causas más importantes de la violencia juvenil que ya están preestablecidas, entre ellas muchas actividades sociales, de comportamiento, factores económicos, de salud biológica y mental.

"A veces los niños salen de ver una película de acción, haciendo movimientos de kung fu el uno contra el otro", dijo Kutner, como un ejemplo del tipo de pensamiento trasnochado detrás de algunos de estos estudios. "Pero eso no quiere decir que vayan a hacer eso contra una dulce viejecita por la calle. Es sólo un juego".

Vía Boston Herald

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