OPINION

Los viajes de ácido de San Antonio, patrón de los ergotistas

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San Antonio es el patrón de los enfermos de ergotismo, una enfermedad transmitida por el "ergot" o cornezuelo de centeno, un hongo parásito del cereal. En sus fases avanzadas el ergotismo provoca la amputación espontánea de los miembros. En dosis menores produce visiones alucinógenas, muchas veces demoníacas. El cornezuelo del centeno es, lo han adivinado, el LSD de la naturaleza. O, mejor dicho, el principio activo del cornezuelo, la ergonovina o ácido lisérgico, es lo que logró sintetizar Hofmann en 1943.

Intoxicaciones masivas de cornezuelo han provocado estados de delirio colectivo y proto-raves multitudinarias, como la que tuvo lugar en localidad alemana de Aachen en 1374 o, más recientemente, en Pont-Saint-Esprit (Francia) en 1951, por una partida de pan infectado de cornezuelo.

Si San Antonio es el patrón de los ergotistas, en justa recompensa al ergotismo o tarantinismo se le conoce como "fuego de San Antonio". Según relata Jonathan Ott en un capítulo del libro "Chamanismo, el arte natural de curar",

San Antonio vivió en Egipto en el siglo III, y de joven, como Buda, se retiró del mundo para vivir ascéticamente en el desierto, donde supuestamente tenía visiones de demonios. Puesto que las víctimas de ergotismo, especialmente de la forma convulsiva, tenían alucinaciones, a veces de demonios, san Antonio fue el santo patrón de la enfermedad.

La teoría de Ott es que los demonios que tentaban a Antonio Abad no procedían de su conciencia torturada sino del ergotismo que sufría. Louis Goosen, en su "Diccionario de Santos", da pábulo a los demonios internos del santo:

[La predicación de los demonios de San Antonio] es un grandioso ejemplo de psicología cristiana, en la que los vicios humanos son descritos bajo la forma de demonios tomados de los abismos del inconsciente, una especie de Freud ante litteram con la fuerza de Dostoyevski.

Fueran demonios propios o de origen fúngico lo cierto es que el torturado y mutilado san Antonio sirvió de inspiración para algunos de los más grandes pintores, incluyendo por supuesto a El Bosco, el pintor más lisérgico de todos los tiempos, que representó al santo no una, sino dos veces; Dalí, que ubicó a San Antonio en un paisaje onírico y alucinatorio, o Grünewald, que sumerge al santo egipcio en un bad trip en toda regla.

Jonathan Ott, autor de "Pharmacoteon" y creador del término "enteógeno" hablará mañana, 3 de febrero, sobre "Solanáceas y hoja de coca" en Off Limits de Lavapiés (Madrid) en una conferencia organizada por la Asociación Eleusis.  Avisados están.

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