OPINION

Julien Berthier & Asociados, especialistas en fachadas-fake

fachada-balcon1
fachada-balcon1

Julien Berthier es un artista urbano que en 2006 concibió la idea de instalar un frente de casa artificial, con su propia dirección, en una fachada vacía de París. Una mañana de sábado se plantó con su equipo, a las 7 de la mañana, frente a un muro ciego en el distrito 3 de la capital francesa.

La fachada, que ocupa 10 cm de espacio público, se montó y pegó al muro en apenas treinta minutos. Casi 4 años después, la dirección todavía existe y, regularmente, la fachada es borrada de grafittis por el servicio de limpieza de la ciudad.

Julien y sus asociados son grandes magos del street-art, con gran predilección por la transformación de edificios urbanos. Otra de sus instalaciones vivas es la llamada "Balcón Adicional", una terraza adosada a un camión grúa que permite a los vecinos sin balcones asomarse a la calle.

Este balcón adicional no se pueden separar de la camioneta, lo que hace que pueda ser rápidamente desplegado según el vecino que quiera salir a tomar el aire, moviéndose rápidamente a cualquier punto donde se necesite.

Si uno no se puede asomar al balcón, seguro que puede mirar por la ventana. Para aquellos cuyas habitación tiene vistas un poco feas, Julien recomienda su "Paradoja de Robinson", una instalación que busca el exotismo estereotipado de una palmera mecida por el viento.

La palmera es subida a un elevador de obra, junto con un ventilador que constantemente la mueve, logrando ocupar un amplio espacio público para disfrute y privilegio de una sola persona, que será el único que tenga la vista de la planta cimbreante.

Tras tanto tiempo dándole al coco para transformar la visión urbana que nos acompaña a diario, el artista francés también se toma su tiempo de asueto en el mar, su pasión. Lo hace a horcajadas en un velero llamado "Love-love", una nave diseñada para que parezca que está a punto de hundirse pero capaz de mantenerse perfectamente a flote.

Se trata de un objeto a punto de naufragar pero reconvertido en algo perfectamente funcional y seguro, con el que incluso ha llegado a plantarse en la bahía de New York, con gran asombro de la concurrencia.

Parafraseando a un óptico francés...¡tiene vista este Berthier!

Fuente, El Julián

Mostrar comentarios