OPINION

Esto es Nollywood

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La segunda mayor industria cinematográfica del planeta en número de producciones, tras Bollywood y por delante de Hollywood, se encuentra en Nigeria y ha sido apodada con el poco imaginativo nombre de Nollywood. Aunque en el país más poblado de África se graban cada año 1.200 películas (unas cuatro diarias), la etiqueta es más adecuada para establecer paralelismos adecuados para la prensa occidental (como Strambotic) que para describir el fenómeno del furor cinematográfico nigeriana.

El nacimiento de la industria cinematográfica nigeriana es tan estrambótica que merece la pena un capítulo en este humilde blog. Durante la década de los 90, Lagos estaba inundada de un suculento mercado de películas piratas en cintas VHS. En ellas se grababan las películas de Hollywood que en África gustan tanto como en el resto del mundo. Los vendedores se dieron cuenta de que podían reutilizar todas aquellas cintas regrabables (poniendo cinta aislante en la pestaña correspondiente), según nos cuenta Sandra Maunac, del Festival de Cine Africano de Tarifa, donde se ha proyectado el documental “This is Nollywood” sobre el fenómeno.

Las películas de Nollywood cuentan historias de acción, terror, romance y religión, mucha religión, pero siempre con personajes e historias locales, lo que les distancia de otro fenómeno del universo VHS, las “suecadas” o versiones de bajísimo presupuesto de los blockbuster americanos, tal y como los retrató Michael Gondry en “Rebobine, por favor”. Las películas de Nollywood tienen un presupuesto de entre 10.000 y 100.000 euros, se graban en una semana y llegan a vender cientos de miles de copias –ahora ya en DVD- en las calles de Nigeria y otros países vecinos, que van cayendo seducidos por la frescura y la falta de prejuicios de las pelis de Nollywood.

El pistoletazo de salida del fenómeno Nollywood lo dio “Living in bondage, un culebrón nigeriano rodado en 1992 por Chris Obi-Rapu en con pocos medios, prácticamente tercios, y una banda sonora como de peli porno. “Living in bondage”, cuyos primeros minutos puedes ver aquí, es el germen de la productora Ahasom Movies, algo así como la 20th Century Fox de aquellos pagos.

Aunque sus presupuestos y su alcance dista mucho de la industria de Bollywood, el cine nigeriano ha creado “decenas de miles de puestos de trabajo” y genera un negocio de 250 millones de dólares, según cuenta en una charla TED Francho Sacchi, a la sazón director de “Esto es Nollywood”, un italiano nacido en Zambia. Sacchi anticipa que el fenómeno acabará extendiéndose a los países vecinos, que imitarán el éxito nigeriano, no tanto como negocio (que también) sino como “herramienta de alivio psicológico”, como sustituto de las leyendas orales africanas, que se van perdiendo con la urbanización del continente.

Además de ofrecer entretenimiento y generar negocio, el cine de Nollywood es también una eficaz vía de transmitir información -desde consejos de higiene a propaganda religiosa- como también hace la música y el teatro, algo fundamental en un continente con unos elevadísimos índices de analfabetismo.

Las imágenes que acompañan este artículo acompañan la serie “Nollywood”, del afamado fotógrafo Pieter Hugo, y que han podido verse  en Tarifa durante el festival.

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