OPINION

Damanhur, la secta que inspiró la religión de "Avatar"

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Los na’vi de “Avatar” profesan una religión animista y no dualista: adoran a Eywa, la Madre de Todo, y no aceptan una separación entre Dios y sus criaturas. Aunque las estribaciones de los Alpes, al norte de Turín, en nada se parecen a las selvas de Avatar, allí se erige Damanhur, una comunidad de corte new age integrada por un millar de personas cuya religión sirvió de inspiración a James Cameron para crear “Avatar”.

Igual que los na’vi viven en torno a un gran árbol-madre-espíritu, los damanhurianos tienen escondido el centro de su espiritualidad bajo tierra: en su fastuoso templo subterráneo. Además,

“tanto los Na’vi como los ciudadanos de Damanhur subrayan el valor de pertenecer a un «pueblo» que no es solo étnico sino iniciático y voluntario. Los damanhurianos se saludan, reconociendo la profunda comunión que rige entre ellos, con las palabras «Con te», (contigo) no con el habitual “buongiorno” (buenos días); lo mismo hacen los Na’vi diciendo «Ti vedo» (te veo)”, según Massimo Introvigne, director del Centro para el Estudio de Nuevas Religiones (CESNUR).

La historia de Damanhur es, cuando menos, sorprendente: en 1976 un ex vendedor de seguros, llamado Oberto Airaudi decide poner en práctica las visiones místicas que tenía desde niño.  Cuando encuentra el lugar adecuado, en Valchiusella, a unos kilómetros de Turín, compra unos terrenos y junto a un grupo de amigos con los que compartía las mismas inquietudes espirituales empieza la construcción de un templo subterráneo y secreto, que ha acabado convirtiéndose en una maravilla arquitectónica, a mitad de camino entre una recreación de la Atlántida y el decorado kitsch de una película de faraones de Hollywood.

Decía más arriba “secreto” y así estaba llamado a ser el templo pagano de Damanhur si no fuera porque un antiguo miembro del grupo (a estas alturas convertido en secta) alertó a las autoridades de su existencia en 1992. Las carabineri se plantaron en la República Damanhur –como se hace llamar la comunidad- y amenazó con hacer volar la montaña entera si no les dejaban entrar al templo. Lo que encontraron bajo tierra les dejó pasmados -incluso para los ojos de un policía, curados de todo espanto-: 91.000 metros cuadrados de estancias decoradas estilo horror vacui, con distintos templos cuya finalidad es “ilustrar, ni más ni menos, que la Historia del Mundo, de la Naturaleza y de la Humanidad”, en palabras de Wilbur Mercer, autor del notable blog La Caja Negra. El inmenso templo es sólo el 10% del plan previsto.

Los integrantes de la comunidad Damanhur adoptan nombres de animales y plantas, resultando combinaciones tan estrambóticas como “Macaco Tamarindo” o “Espéride Ananá”. El fundador se ha quitado su nombre de contable, Oberto, y se hace llamar Falco, evitando el ridículo de llamarse como un híbrido de la clasificación de Linneo. Mientras la ONU premia el modelo de autosuficiencia energética de Damanhur, antiguos miembros acusan a Falco y a los suyos de ser una secta destructiva, que ha creado un imperio financiero en torno a sí.

Los damanhurianos aceptan encantados que les comparen con el Edén de “Avatar” pero no se consideran un culto: “No somos una religión sino investigadores espirituales”, dice en una entrevista en YouTube Crotolo, presentado como “embajador” de la comunidad. Fernando Savater fue mucho más expeditivo en su descripción del grupo/secta en un artículo en El País:

(…)su doctrina incluye el pensamiento positivo, las líneas sincrónicas y los ríos de energía, todo el habitual baratillo. También reparten un amuleto llamado self, que según su color cura unos males u otros, pero siempre cura. Los fieles de la comunidad preconizan el matrimonio a un año vista, a cata y prueba, así como investigan para fabricar filetes sintéticos que acabarán con el hambre del mundo. La decoración en oros y azules de sus locales, reproducidos en la revista, son efectivamente tan kitsch como la estética de Avatar.

¡Gracias, Fita, por el aviso!

Las imágenes están tomadas del reportaje fotográfico de Daily Mail.

Y además: Drogas, sexo, suicidios y otras escenas que no pudiste ver en “Avatar”.

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