OPINION

Adicta a los “chinos”: una mujer lleva comiendo piedras 45 años y ahora no puede dejarlo

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Pu Musi, una mujer china de 63 años de edad residente en la ciudad de Luxi, en el suroeste de Yunnan, realiza un extraño ritual todas las mañanas cuando se levanta. Antes de ingerir ningún tipo de alimento, se da un paseo hasta una montaña cercana a recoger piedras para llevárselas...al estómago. Así lleva, comiendo piedras, desde hace 45 años; y afirma que esta dieta rica en minerales le ha curado de su ascítis hepática.

La ascítis es una acumulación de líquido libre en la cavidad peritoneal y supone la complicación más frecuente de la cirrosis hepática; su aparición implica un mal pronóstico a medio plazo. Además de curarle de una dolencia para la que no le daban muchas chances, Pu se ha acostumbrado tanto a las piedras que también la reconfortan espiritualmente. "Si yo no como piedras durante un día, estaría muy deprimida y cansada. He estado comiéndolas durante 45 años. No puedo vivir sin estas deliciosas piedras".

Las favoritas en el menú de Pu son una clase de piedras erosionadas, que se rompe fácilmente al morderlas. "Las de río son demasiado difíciles de morder, pero estas piedras erosionada son muy buenas para comer y tiene el sabor del arroz”, afirma mientras suenan los jugos gástricos que indican que llegó la hora de picotear unos guijarros.

Como en las pipas, las blanquillas son las mejores...

Después de recoger las piedras de la montaña, Pu las pone a secar al sol. Según la insólita gastrónoma, no se deben lavar las piedras bajo ningún concepto, pues perderían sabor. Después de medio día cociéndose al sol, las piedras saben más aromáticas y deliciosas. Una bolsa de unas 20 piedras es suficiente para 2-3 días de placentera ingesta.

Pu se casó a los 31 años y su esposo murió un año después sin dejar a ningún niño. Pu está sola desde entonces y se trasladó a una residencia de mayores local desde el año pasado debido a su hiperostosis, una enfermedad ósea. Hace cuatro años, Pu fue diagnosticada también de ascitis hepática. Sin embargo, un año más tarde, el problema le desapareció automáticamente.

"Los médicos me dijeron que no comiera más piedras, pero no puedo evitarlo”. La cosa parece venir de familia: su madre, que murió hace 23 años, solía comer piedras también y ella adquirió el hábito de su progenitora. "Cuando estaba cocinando, yo la veía coger piedras y comérselas con gusto".

Pu afirma que su madre comió piedras durante toda su vida y vivió hasta los 72 años; y que hay costumbre en el pueblo desde hace décadas de practicar este tipo de “mordisco”. Incluso existen más personas en la zona que lo siguen haciendo en la actualidad.

Los médicos, sin embargo, se distancian un poco del folklore de la zona y se inclinan más por un desorden alimenticio. El doctor Liu Liming, del Hospital Popular Provincial de Yunnan, cree que probablemente sufre de un desorden médico caracterizado por un gran apetito por sustancias no nutritivas (por ejemplo, metal, arcilla, carbón, tierra, heces, tiza, papel, jabón, mocos, ceniza, goma, etc).

"Pueden carecer de ciertos elementos traza y ella tiene que comer piedras para adquirirlos", concluye el galeno.

Vía China News

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